SINDICATO UNITARIO DE LA GOBERNACIÓN DEL VALLE DEL CAUCA
NOSOTROSCONTACTO 27 Mar, 2023

Pido la Palabra

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Hasta hoy y a lo largo de gobiernos de turno que defendieron los intereses de la clase económica, las reformas planteadas favorecían a los empresarios y golpeaban al trabajador.

Fernando Alexis Jiménez | Editor del Portal del SUGOV


Ricardo es uno de los millares de celadores que laboran en Colombia. Prestó servicio militar y luego, un curso de vigilancia. Desde hace poco más de veinte años viene vinculado a una u otra empresa de seguridad, porque reconoce, no hay estabilidad laboral. Sobrevive junto con su esposa y dos hijos que están finalizando el bachillerato. Para ayudarse económicamente, su esposa Laura, trabaja medio tiempo en un restaurante.

Me entusiasmó lo que vi anoche en televisión—me dijo cuando salía de la unidad de apartamentos donde resido–. Este señor, ¿cómo es que llama? Maltes…

Francisco Maltés, el presidente de la CUT…–, le aclaré.

Sí, el con otras personas anunciaron la propuesta que presentaron al gobierno de Petro. Si la coronan, por fin nos pagarán recargos nocturnos… –Lucía entusiasmado.

Para los empresarios, el margen a pagar no es elevado por horas nocturnas, pero para Ricardo, Laura y sus hijos marcaría la diferencia. Pueden ajustar la canasta familia y no tendrán que pasar mirando las vitrinas de supermercados, donde hay productos a los que no tienen acceso: la mantequilla, el queso o la mortadela, que vendrían bien para acompañar el pan en la mañana. Son lujos que, con esos ingresos, no pueden darse hoy.

UNA REFORMA DE FONDO

Hasta hoy y a lo largo de gobiernos de turno que defendieron los intereses de la clase económica, las reformas planteadas favorecían a los empresarios y golpeaban al trabajador.

Con el gobierno del presidente Petro tenemos una oportunidad de ir cerrando esa brecha con la clase trabajadora; por ese motivo, le presentamos una propuesta de reforma laboral que consulta las necesidades reales de los colombianos”, asegura Francisco Maltés Tello, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores—CUT—Colombia.

El dirigente obrero es consciente que desde los grupos –reducidos, además–, que por años han manejado al país, lo más probable es que se escuchen voces disonantes. “Lo que buscamos es que haya equidad y justicia social y que a los obreros y permítanme incluir, a quienes sirven al Estado, la balanza comience a inclinárseles de forma favorable y no como hasta hoy, que ha sido siempre en contra de ellos.”

CINCO PILARES DE LA REFORMA LABORAL

La reforma laboral que ha sido el producto de muchas jornadas de trabajo, de consultas e incluso, de revisiones para hacer los ajustes pertinentes y nos “desbordar al país” como dicen los empresarios, se soporta en cinco pilara que el presidente de la CUT, Francisco Maltés, sintetiza así:

1.- Reducir la informalidad laboral que hoy está en un 58% y vincular a quienes ejercen funciones en los sectores público y privado, de una forma legal y reglamentaria como ha debido ser hace mucho tiempo.

2.- Construir una política de trabajo decente y salir al paso de la tasa de desempleo que, en los últimos veinte años, ha experimentado un crecimiento galopante.

3.- Generar las condiciones para la igualdad laboral entre hombres y mujeres en e sector privado.

4.- Pago de recargos nocturnos desde las 6:00 pm, lo que favorece a millares de trabajadores que, como los celadores y operarios de fábricas—se trasnochan sin reconocimiento a su labor.

5.- Procurar que los trabajadores de las plataformas—como quienes distribuyen alimentos, por ejemplo—tengan derecho a la salud y a la seguridad social.

Sumado a esto, el próximo 30 de enero se presentará una propuesta de reforma pensional.

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EL CAMBIO EN EL PAÍS COMIENZA PARA LA CLASE OBRERA

Francisco Maltés Tello, presidente de la CUT, reconoce que estas propuestas contenidas en el documento orientado a una reforma laboral, constituyen el punto de partida para un cambio en las condiciones de la clase obrera.

“Aprovechamos que hay un gobierno como el del presidente Petro dispuesto a escucharnos. Y en esta tarea, entre las organizaciones que sumamos esfuerzos, se encuentran también la CGT, CTC y diversas expresiones representativas de empleados y trabajadores”, advierte Francisco Maltés Tello.

Otros elementos que contempla el documento son:

  • Igualdad de oportunidades para los trabajadores.
  • Remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo.
  • Estabilidad en el empleo.
  • Irrenunciabilidad a los beneficios mínimos establecidos en normas laborales y la posibilidad de transigir y conciliar sobre derechos inciertos y discutibles.
  • Situación más favorable al trabajador en caso de duda en la aplicación e interpretación de las fuentes formales de derecho.
  • Primacía de la realidad sobre formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones laborales.
  • Garantía a la seguridad social.
  • La capacitación, el adiestramiento y el descanso necesario.
  • Protección especial a la mujer, a la maternidad y al trabajador menor de edad.
  • La garantía por parte del Estado al pago oportuno y al reajuste periódico de las pensiones legales.
  • La ley, los contratos, los acuerdos y convenios de trabajo, no pueden menoscabar la libertad, la dignidad humana ni los derechos de los trabajadores.
  • Principio de progresividad y regla de no regresividad.
  • Principio de protección subjetiva del trabajo.

Lo que se avecina en el país para empleados y trabajadores, es un revolcón pero de los buenos. No de aquellos que históricamente los lesionaban. Y lo que no se puede ocultar—y en esto coincide Francisco Maltés Tello, presidente de la CUT–, él que es catedrático, economista y estudioso de estos temas, es que la economía del país entrará en la fase de dinamización que hace tiempo necesitaba.

Blog del autor: www.cronicasparalapaz.wordpress.com 


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Con el estreno de “Cena para los ausentes” de la Fundación El Teatro Vive, se marca un hito histórico con el cortometraje que se ha convertido en un instrumento moderno y asequible para elevar la denuncia por los desaparecidos del estallido social. Un homenaje a las víctimas.

Por Fernando Alexis Jiménez

Durante el Paro Nacional del 2021 se estima que desaparecieron 379 personas. Algunas volvieron, otras no. Se convirtieron en estadísticas. Desde la perspectiva social, se los llevaron por participar activamente en las movilizaciones. La óptica del otrora presidente Iván Duque era distinta. Consideró que eran “terroristas o personas vinculadas a la delincuencia” y, en esa dirección, se los llevaron en el marco de los ajustes de cuentas.

De los que regresaron a casa, se asegura que fueron 276 jóvenes y adultos, en su mayoría, líderes sociales. El manto de misterio se cierne sobre una treintena de ellos. La Fiscalía informó que, a corte del 26 de octubre de del año pasado, se les dio trámite a 627 solicitudes para activar Mecanismos de Búsqueda Urgente (MBU).  

Uno de los casos más documentados por medios de comunicación y organizaciones de derechos humanos fue, justamente, el de Brahian Gabriel Rojas. El joven de 26 años desapareció el 28 de abril de 2021 en La Virginia (Risaralda) y fue hallado sin vida el 4 de mayo en Sabanalarga (Antioquia), a más de 330 km. 

Su hermana,  Thalia Rojas, , atribuyó esa extraña desaparición a fuerzas policíales. Ese es sólo uno de los tantos casos sin resolver.

UN CORTOMETRAJE EN HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS

En reconocimiento al drama de los desaparecidos del Paro Nacional 2021, la Fundación y Escénica El Teatro Vive produjo el cortometraje “Cena para los ausentes”  que revive el dolor de aquellos que se fueron y de quienes nunca se supo el paradero.

La grabación en exteriores, edición y procesamiento hasta dar vida a esta narrativa audiovisual, tomó alrededor de un mes.

El texto originalmente era un cuento corto de Alexander Sarria Jiménez. En varias jornadas de trabajo le dimos forma para llevarlo a cortometraje y, de manera colectiva, se afinó el relato hasta convertirse en Cena para los ausentes¨.”, explica el director de El Teatro Vive, Luis Eduardo Jiménez, a quien se considera una de las figuras históricas del arte escénico de Palmira, Valle del Cauca.

No es una producción más ni para que la organización que preside se convierta en ícono en la ciudad industrial, sino para denunciar que los atropellos sí se cometieron y que, levantar la voz, representó para muchos líderes sociales, su sentencia de muerte.

UN DRAMA QUE NO TERMINA PARA LAS FAMILIAS

El autor, Alexander Sarria Jiménez, quien concibió el argumento, destacó durante la premier que el cortometraje no alcanza a reflejar todo el dolor que experimentan las familias de un desaparecido. “En Yumbo, Valle del Cauca, los casos abundan. No solo en el marco del estallido social, sino de otras épocas”, explicó.

Sus palabras rememoran la época aciaga de la guerrilla urbana del M-19, a la que perteneció el hoy presidente Petro. Fueron tiempos difíciles. Los jóvenes y líderes sociales que no murieron en acciones de la naciente insurgencia, fueron llevados a la fuerza y, tras el sonido ensordecedor de carros que se alejan presurosos, sólo dejaron recuerdos. Y las fotografías que siempre miran sus familiares.

“Cena para los ausentes” ha sido presentado en varios escenarios. “La aceptación de la audiencia ha sido altamente satisfactoria. Han reconocido la importancia de esta plataforma de denuncia.”, anota Luis Eduardo Jiménez, quien junto con su esposa, Ana Rosario Grisales, están preparando otros trabajos.

Producir un cortometraje, toma mucho tiempo. Pero junto a un equipo comprometido, creen que antes de finalizar el año tendrán a disposición su segundo cortometraje. “Consideramos que el teatro y las documentaciones audiovisuales están tomando fuerza y, nosotros, como teatro social, no vamos a quedarnos rezagados”, advirtió finalmente.

A la pregunta de dónde se encuentran los desaparecidos, en su legendario tema musical, el panameño, Rubén Blades, responde: “Busca en el agua y en los matorrales ¿Y por qué es que se desaparecen? Porque no todos somos iguales  ¿Y cuándo vuelve el desaparecido?  Cada vez que los trae el pensamiento ¿Cómo se le habla al desaparecido? Con la emoción apretando por dentro.”

Puede apreciar el cortometraje “Cena para los ausentes” aquí>>


© Fernando Alexis Jiménez, autor.


Registros gráficos: Camilo Ernesto Jiménez


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Acabar con esa modalidad perversa de la contratitis abriría la posibilidad para que el 70% de quienes hoy enfrentan ese calvario, puedan gozar de las prestaciones legales y se liberen de los politiqueros, que son los modernos esclavistas en el territorio colombiano.

En Colombia al menos 1.2 millones de profesionales, técnicos y personas del nivel asistencial, están vinculados al servicio estatal bajo la figura de OPS o contrato, como se le conoce coloquialmente.

Lo grave del asunto es que fortalecer la incorporación temporal bajo esta modalidad, se convirtió en el caballito de batalla para que los políticos (¿o será politiqueros?) puedan presionar al beneficiario y que, periódicamente, consiga un determinado número de votos y así asegurar la permanencia en cargos de elección popular o corporaciones públicas.

Es humillante. No respeta la dignidad del trabajador y, encima, deben pagar el “diezmo”. Y que no se vaya a enojar el vallecaucano John Milton, porque no estoy hablando de los grupos religiosos. Me refiero a los directorios partidistas que piden “cuota” bajo el pretexto de que es para fortalecer el trabajo de la colectividad.

La baronesa me hizo nombrar por contrato. Debo darle una tajada al partido y, al concejal de Cali que me sostiene el contrato, otra parte—nos dijo alguien que lleva seis años bajo esta singularidad. Por supuesto, en caso de demanda, no es el único al que podríamos hacer citar a un juzgado como testigo. Como él, muchísimos más dispuestos a prender el ventilador. No es un fenómeno propio del Valle del Cauca. Se volvió endémico en todo el país, como el Covid-19.

De los honorarios por $3.2 millones que le asignan, debe pagar todo lo referente a seguridad social y los diezmos. Le quedan solamente $1.7 millones. ¡Y con esa plata debe sobrevivir junto con su familia y darle “refrigerio” a los 60 parroquianos a los que invita a las reuniones partidistas!

Alrededor del tema, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores CUT, Francisco Maltés Tello, advirtió que esa práctica denigrante debe terminar. “Esa figura contractual deja a estas personas sin la posibilidad de recibir las prestaciones legales que, si tienen aquellos que están vinculados a la planta oficial, aunque desempeñan igualmente funciones misionales. Muchos cumplen horario y en la práctica son tratados como empleados.”, dijo.

Ese pronunciamiento, viniendo de la central obrera más grande del país, tiene mucho peso y está en consonancia con el anuncio del presidente, Gustavo Petro Urrego, en el sentido de que se deben desmantelar las nóminas paralelas en las entidades oficiales.

Millares de personas llevan años trabajando en esas condiciones, sin los beneficios que se derivan de estar dentro de una planta de empleados”, explico Maltés Tello.

Un ejemplo claro lo representa el SENA. Allí hay aproximadamente 30 mil personas por contrato de prestación de servicios, muchos de ellas como instructores. Igual ocurre en las universidades públicas, colegios y otras entidades.

Acabar con esa modalidad perversa de la contratitis abriría la posibilidad para que el 70% de quienes hoy enfrentan ese calvario, puedan gozar de las prestaciones legales y se liberen de los politiqueros, que son los modernos esclavistas en el territorio colombiano.

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NOTA IMPORTANTE: El presente artículo compromete únicamente a su autor ya que, aun cuando los pensamientos expresados tienen una connotación sindical, no necesariamente interpretan la filosofía del SUGOV.


 


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La actitud mezquina del presidente Duque no prevaleció y miles de colombianos recibieron la espada en medio de aplausos, en la emblemática Plaza Bolívar.

La arrogancia le ganó la partida al expresidente Iván Duque. Hizo sentir su posición de poder hasta último momento. Negó el permiso para que la espada de Bolívar, sustraída por el M-19 el 17 de enero de 1974, estuviera en la posesión de Petro. la del 74 fue la primera acción político-militar de la organización. En criterio de Yamel Riaño, uno de sus integrantes, una forma de “reivindicar la lucha del pueblo por la justicia”.

Esa arrogancia de la que hizo alarde en los momentos decisivos del país y que levantó una enorme barrera en lo que puso ser una salida dialogada al Paro Nacional del 2021, fue la que enterró el Uribismo en Colombia.

Porque aún le produce urticaria el que nuestro país emprenda un proceso de cambio, en el marco de un pensamiento progresista, se negó rotundamente a permitir que la espada de Bolívar—el moderno florero de Llorente—fuera expuesta en la Plaza donde se producía la ceremonia de cambio de gobierno.

Lo positivo es que, en adelante, lo más probable es que se institucionalizará porque, si algo debe ponderarse, es que Simón Bolívar fue un revolucionario nacionalista, filosofía que en su momento reivindicó el M-19 y que es, hoy por hoy, el fundamento para los procesos de cambio de algunos países latinoamericanos.

El mensaje lo dejó claro el nuevo presidente, Gustavo Petro:

“Esta espada representa demasiado para nosotros, para nosotras, y quiero que nunca más esté enterrada, quiero que nunca más esté retenida, que solo se envaine —como dijo su propietario, el libertador— cuando haya justicia en este país. Que sea del pueblo: es la espada del pueblo y por eso la queríamos aquí en este momento y en este lugar”.

En esas breves líneas queda claro el por qué Iván Duque puso talanqueras. Era su forma de afrentar el nuevo proceso de transformación social y política que comenzó.

Y, por supuesto, esa actitud mezquina pasará a la historia. Propia de un autócrata como él, que privilegiaba la confrontación sobre el diálogo. No en vano fue el causante de que el Paro Nacional durara dos meses y, en buena medida, que se legitimara esa lucha por el poder—a través de las urnas—que llevaron al poder a Petro.

 


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Resulta sorprendente la forma como algunos de los inmediatos colaboradores de Gustavo Petro, libran batallas intestinas con otros miembros del Pacto Histórico. Equívoco en sus actuaciones.

Por Fernando Alexis Jiménez


Resulta lamentable el canibalismo entre quienes secundan al hoy presidente electo, Gustavo Petro. Y, por supuesto, motivo de hilaridad y gozo en las toldas de la derecha, indistintamente de cuál sea su origen partidista. Basta con imaginar a María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, tomando un refrigerio en el Café El Aquelarre, mientras comentan el asunto. “Véalos. Querían llegar al poder y, ahora que lo tienen, se están volviendo trizas. ¡Valiente cambio el que nos espera!

Me refiero específicamente a las posiciones contradictorias del escritor, Gustavo Bolívar, del otrora sindicalista, Alexander López, de algunos dirigentes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), entre otros, y de la posición pasiva y pareciera condescendiente de la Vicepresidenta, Francia Márquez.

El enfrentamiento por cuenta de Roy Barreras ha ido escalando. Antes que aclimatarse y permitir que cada uno cumpla su rol, los odios se avivan y pareciera que ahora hay dos bandos: los buenos, es decir, los puristas, y aquellos que provienen de otras vertientes de pensamiento político, a quienes se considera los malos.

Un primer paso, el más acertado, fue el Pacto Nacional que promueve Petro. Está en consonancia con el “gran sancocho” que le proponía el comandante Jaime Báteman Cayón al país y del que mostró sus primeros trazos en la entrevista concedida al periodista, Juan Guillermo Ríos. Una tesis llevada a la praxis que genera tranquilidad en la medida en que escucharnos, sirva para desarmar los temores de que Colombia se encamine hacia un gobierno totalitario.

Los enfrentamientos por el Congreso llevan a rememorar los zambapalos que tanto criticamos desde la izquierda y que eran promovidos por los exponentes de la derecha. Pero una vez en el poder, se repite el mismo escenario con diferentes protagonistas, con la diferencia de que ahora los mensajes desligitimadores a los propios compañeros de lucha, están rodeados por un lenguaje intelectual. Es decir, garrotazos de ida y vuelta con un toque gourmet.

Lo lamentable es que aún estamos a semanas de la posesión de Gustavo Petro como presidente y el mensaje que se les envía a los colombianos es altamente desalentador. Incluso, podríamos señalar que genera incertidumbre acerca de lo que viene en los próximos cuatro años de gobierno.

Si un técnico es propuesto desde la dirección petrista para un futuro cargo, no faltan quienes, habiéndose identificado con la izquierda, salen a criticarlo. La típica falta del desconocimiento de quienes tiran línea y los que avanzan en su cumplimiento, que no es algo nuevo y, por el contrario, primó en las filas guerrilleras. Quienes vivieron esa experiencia recuerdan cuando venía una orden superior e, inmediatamente, salían al paso los de siempre, dispuestos a cuestionarla y, a su manera, sabotearla.

¿Y qué decir de la CUT? Sorprendente y lamentable. Algunos de sus líderes han volcado sus baterías contra Francisco Maltés Tello. Ya era suficiente con que la Unión de Trabajadores de Colombia (UTC)—con sus posiciones gobiernistas que le son legendarias– saliera con la perla de que traicionó el Paro Nacional del 2021, para que sus propios compañeros pongan talanqueras a la propuesta que se hizo en su momento, de que Maltés Tello ocupara el Ministerio del Trabajo. Y siguen con el mismo discurso: que la CUT no es partido político, pero desestimando que, como central obrera, debe asumir una posición política.

Es fácil hoy hablar de traición al Paro Nacional, cuando no fueron ellos—los de la UTC— quienes le dieron la cara al devenir del estallido social, el más grande en la historia de Colombia. Maltés Tello fue quien, desde su perspectiva progresista y sin distanciarse de la realidad nacional, ayudó a conducir el conflicto y encontrar salidas, en momentos en que el peor presidente de Latinoamérica, Iván Duque Márquez, quería acabar con las movilizaciones bajo la premisa de la tierra arrasada.

Así las cosas, el canibalismo promovido por algunos seudo izquierdistas, no hace más que poner tropiezo a un proceso de transformación en los esquemas de poder.  Le hacen un flaco favor a quienes depositaron su confianza en Gustavo Petro y, de paso, deslegitima ante la opinión pública, a quienes por años–soportando persecuciones, encarcelamientos y hasta atentados–, han creído en una Colombia nueva

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NOTA IMPORTANTE: Los planteamientos esbozados en este artículo comprometen únicamente a su autor porque, aunque es dirigentes sugoviano, sus apreciaciones no necesariamente interpretan el pensamiento del Sindicato SUGOV


 


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La jornada transcurrió tranquila, salvo el borrachito que gritó vivas y abajos, y terminó en la cárcel. Lo encerraron acusado de asonada y de subvertir la tranquilidad de Pueblo Pequeño.

Pedro, Juan y Álvaro se levantaron muy de mañana, tomaron café con un vivo entusiasmo que se reflejaba en sus rostros, mientras hacían cuentas mentales sobre el caudal electoral que los acompañaría en las urnas. Coincidían en algo: consideraban que aquel domingo, seria el mejor de sus días.

Mijo, están reclamando que los huevos salieron pichos, la leche agria y las lentejas con gorgojo. Que si les puede cambiar el mercado–, gritó la esposa de Pedro, desde la cocina, pegada del teléfono.

Claro, pero después de las elecciones–, respondió mientras salía de casa dando un portazo que escucharon hasta en el último rincón de Pueblo Pequeño.

Desagradecidos. Uno les calma el hambre y exigiendo por un voto. Definitivamente, así paga el diablo a quien bien le sirve”, murmuró mientras se alejaba.

Juan iba de camino a la plaza principal de Pueblo Pequeño. Pensaba en muchas cosas. Entre otras, que vendió el carro e hipotecó la casa para financiar la publicidad de la campaña.

Yo creo en el voto de opinión–, se repetía en voz alta, mientras saludaba con una sonrisa a todos cuanto veía en la calle. —La gente quiere una renovación… —

Álvaro, por su parte, se levantó tarde. Confiaba en que, como siempre, la gente lo acompañaría masivamente. “Ellos saben por quién deben sufragar. Para qué insistirles. Sería tanto como llover sobre mojado.”

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La jornada transcurrió tranquila, salvo el borrachito que gritó vivas y abajos, y terminó en la cárcel. Lo encerraron acusado de asonada y de subvertir la tranquilidad de Pueblo Pequeño.

Mientras avanzaban las votaciones, los mercados iban y venían, por encima de las narices de Juan, quien ignoró esa realidad o, como solía repetir: “Lo más maravilloso de este remanso de paz, es la solidaridad de las personas unas con otras. Hasta en domingo ayudan al necesitado.”

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Los escrutinios iban bien hasta que un sorpresivo corte de energía eléctrica, dejó todo en penumbra. Y en menos de quince minutos, cambió el curso del conteo.

En política nada está escrito—justificó Pedro Continuismo.

Juan Candidote perdió por tercera vez en una contienda. En adelante le tocará andar a pie o montar en bus intermunicipal, al tiempo que debe apropiar un presupuesto para pagar arriendo. Sin embargo, con una sonrisa, repite:

La quinta es la vencida. Voy a ganar en la próxima. Será mi revancha…–se consuela.

Álvaro Quemadito se encerró desde el lunes en su casa. Perdió hasta la sonrisa. Dicen las lenguas viperinas de Pueblo Pequeño que el culpable de su derrota fue Pedro Continuismo. Le sedujo hasta el último votante. De paso, le desbarato la maquinaria política. “En política todo se vale”, fue su argumento para tumbarlo.

Álvaro le dijo a su esposa, quien le estaba curando las heridas de las quemaduras:

Tranquila, mija, de esta nos levantamos. Volveremos a la contienda y, le aseguro, le juro por mi madrecita linda, que no dejo títere con cabeza cuando vuelva al poder—A renglón seguido le anunció que montaría un puesto de quesos en la galería, para sobrevivir.

Ella lo miró, le sonrió y le dijo: “No se mueva, que se arranca la gasa”.

La calma reina en los hogares de Pueblo Pequeño. Comenzaron a bajar las vallas y quitar los cartelones, que habían pegado hasta en la casa cural para sacarle la paciencia al sacerdote, de quien dicen las malas lenguas, tiene tendencia izquierdosa.

Todos están contentos, aunque los huevos hayan salido pichos, la leche agria y las lentejas con gorgojos. A menos este día tendrán algo en la mesa…

 


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En una descarnada entrevista alrededor del panorama social de Colombia, el presidente de la CUT, Francisco Maltés Tello, explica por qué se da un fenómeno político sin precedentes: la unidad de diversos sectores en apoyo a los candidatos de la izquierda.

Por Fernando Alexis Jiménez | Dirigente del SUGOV

Por primera vez en mucho tiempo los trabajadores de Colombia están unidos alrededor de las figuras de Gustavo Petro y Jorge Robledo, dos de los líderes de izquierda que han defendido en diversos escenarios los derechos laborales. Tienen trayectoria porque, con fundamento, han cuestionado a quienes, en su condición de empleadores, promueven en contubernio con el gobierno nacional, el progresivo desmejoramiento de las condiciones conquistadas al calor de la lucha.

Los últimos cuatro años han sido nefastos. Aumentó el desempleo, se amplió la base de personas en condición de pobreza que hoy suman los 22 millones y la inflación sigue galopando, distante de los controles que anunció el mandatario cuando dijo que el 10% de ajuste salarial, buscaba recobrar la capacidad adquisitiva de los colombianos.

La inconformidad es mucha. Y a menos que se produzca un cambio pronto, el estallido social puede reavivarse—asegura con preocupación el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores—CUT—Francisco Maltés Tello.

Él, como uno de los voceros del Comité Nacional de Paro, explica que las encuestas que favorecen al Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza, tienen una explicación sencilla: la gente está cansada de gobiernos que han pensado en los intereses de un grupo muy pequeño de castas en el poder, incluyendo los empresarios, mientras que la base social enfrenta cada día un desmejoramiento en su calidad de vida.

¿Por qué la izquierda se ha fortalecido? ¿Qué explica, por ejemplo, las multitudinarias manifestaciones de apoyo al aspirante Gustavo Petro, como la realizada el fin de semana en Cali?

Maltés Tello no duda en responder:

La inconformidad social, así de sencillo. No de otra forma se puede entender que quienes han militado en diferentes vertientes políticas, ahora le estén apostando a un gobierno alternativo…

¿Cree en las posibilidades de Petro o de Robledo y de que se produzca un cambio en el Congreso?

El dirigente de la CUT se me queda mirando como si yo viviera en la estratósfera y recién hubiese aterrizado.

Claro que creo que se avecina un cambio. ¿Acaso usted lo duda? Haga una lectura sencilla del escenario nacional…

Luego comienza a describir por qué Colombia se encuentra hoy en un punto sin retorno:

El estallido social comenzó el 21 de noviembre del 2019 como reacción a las pretensiones del gobierno nacional de sacar adelante tres reformas lesivas para todos: laboral, pensional y tributaria. Esto nos toca a todos, desde la clase media hasta el que se rebusca vendiendo frutas en una carreta, en una ciudad o en un municipio de nuestro país. Marginarse de esa realidad, es ilógico, pretender tapar el sol con un dedoAhora, recuerde que esas reformas constituyen recomendaciones de la OCDE, en las que todavía siguen insistiendo; de hecho, se lo reafirmaron al presidente Duque en París.

Pero ahora los aspirantes al congreso o a proseguir en esas curules están presentándose como defensores de los derechos de los obreros…

Eso es lo gracioso en este Macondo que es Colombia. ¿Recuerda? Cuando a todos les dio la enfermedad del insomnio y olvidaron hasta lo más elemental. Es lo que nos pasa en Colombia. Los políticos de siempre se presentan como salvadores y muchos de los que han sido golpeados por ellos, les creen nuevamente. Olvidan lo que históricamente ha venido ocurriendo

¿Y los aspirantes del Pacto Histórico y de la Coalición de la Esperanza?

Quienes hoy están en esas dos vertientes, fueron los únicos que apoyaron la movilización social, expresaron su rechazo a la brutalidad del gobierno nacional al reprimir las protestas y estuvieron a favor de tumbar esas pretendidas reformas. Los Mesías que hoy quieren llegar o repetir senado y cámara de representantes, apoyaron a Duque…

¿También los proyectos de Ley en lo que se transformaron los diferentes puntos del Pliego de Emergencia?

Sí, exactamente. Recuerde que en diciembre del 2019 se realizaron movilizaciones hasta mediados de ese mes y el aguinaldo de Duque fue una reforma tributaria que le “regaló” a los empresarios 12 billones en exenciones. Una reforma que afectaba a los de a pie, inconveniente, como se probó luego.

Ahora, el asunto es que el 28 de abril del 2021 se avivaron las movilizaciones que paralizaron al país. Un hecho sin parangón en la nación, fruto de la inconformidad popular. Quienes hoy forman parte del Pacto Histórico y algunos de la Coalición de la Esperanza, acompañaron la resistencia y, antes que deslegitimar a las primeras líneas, abogaron porque se escuchara a los jóvenes. Los de siempre, los politiqueros, lo que pugnaban era por la “tierra arrasada”, en otras palabras, arremeter contra la protesta social. Eso es lo que muchos olvidan…

¿Y los proyectos para el Congreso?

Surgieron de todo ese proceso, de movilización popular. Solamente el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza han apoyado las propuestas en su tránsito por el legislativo. Los demás, unieron fuerzas y han hundido 4 de los 10 proyectos.  Y debimos presentar esas iniciativas al Congreso porque el Pliego de Emergencia, que buscaba mejorar la capacidad adquisitiva de los colombianos en un periodo tan critico como la pandemia, que aun persiste, fue ignorado por el gobierno de Duque. Desconoció la contundencia de las movilizaciones.

¿El Paro Nacional? ¿Cómo evaluarlo?

–Fue el despertar de un país. Que las inmensas mayorías, que hoy conservan esa inconformidad, tomaran conciencia que en las calles se logran las reivindicaciones. Ahora el momento es decisivo, porque será en las urnas. No podemos olvidar a 87 compatriotas que murieron o fueron asesinados, 97 a quienes les lesionaron los ojos y los desaparecidos. Es el momento de recordar que sufrieron las arbitrariedades por creer que otra Colombia sí es posible, para ellos, para sus familias y para las nuevas generaciones.

Recuerde que en el país se realizaron 15 mil movilizaciones…

Perdón, ¿tantas? No habrá algún equívoco

Ninguno. Retomo el asunto: fueron 15 mil movilizaciones en 800 municipios. Además, por primera vez se lograron articular nuestras protestas con las que se desarrollaron en más de 100 ciudades y capitales de varios países. La solidaridad internacional fue contundente. Compartían nuestra lucha, que es, ha sido y será justa.

Para Francisco Maltés Tello ahora, lo que llama la berraquera del pueblo inconforme, debe reflejarse en un proceso electoral que transformará el Congreso y elegirá un presidente distinto al común de quienes han sido ungidos con el voto de la ciudadanía.

Con la sinceridad que lo caracteriza me mira y, tras soltar una carcajada, me interroga;

–¿Ahora no me diga que está dudando que Petro será presidente? Si no es ahora, no será nunca. Además, el Senado, la Cámara de Representantes y, a futuro, los Concejos y Asambleas, tenemos que renovarlos…

Me quedo pensando y recuerdo las palabras de Eduard Manuel, guarda de seguridad en el conjunto residencial donde resido, y quien, sin saber mucho del ámbito político, desconfía de Iván Duque cada vez que sale con sonrisa de Mona Lisa en los medios de comunicación, para hacer algún anuncio que impacta a los colombianos.

Cada vez que en la televisión salen noticias del presidente reunido con gremios y empresarios, uno piensa sobre el garrotazo que se nos avecina— me dijo esta mañana En esta suspicacia se identifican muchos colombianos.

Al igual que él, espero un cambio. Por las miles de víctimas que regaron con su sangre las calles, cuando salieron a protestar…

NOTA IMPORTANTE: La presente nota es producto de una entrevista, desde el ámbito periodístico, al presidente de la CUT. 


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En el 2022 son 3.6 millones de personas en situación de pobreza, que suman a las que ya ostentan esa condición. En conjunto son 22 millones. De esa cifra, se estima que 17 millones no consumen la tercera comida al día, y que cerca de un millón lo hacen sólo una vez al día.

Por Fernando Alexis Jiménez

Iván Duque fue a París, pero no a visitar la torre Eiffel, los campos Elíseos, el museo de Louvre, ni tampoco a tomarse un cafecito mientras apreciaba el desplazamiento idílico de embarcaciones en el rio Sena. Ya está cansado de esos atractivos luego de poco más de tres años de turismo por el mundo, por cuenta del bolsillo de los parroquianos de a pie. Esta vez fue distinto. Su propósito era rendirle cuentas a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).

Habló bellezas de la situación de Colombia. Dijo que, pese a la pandemia, la economía creció por encima del 10% y enfatizó que, al terminar su período de gobierno, habrá cumplido con el 80% de los compromisos adquiridos con esa organización, que en términos prácticos es un club social de estrato diez en el que nuestro país, de estrato tres, pretende codearse con los más poderosos del mundo. Visión arribista de quienes detentan el poder entre los colombianos.

Su discurso era tan inverosímil, que uno de sus escoltas intercambió miradas con otro de Europa. Los dos se encogieron de hombros. Pensaban que Duque estaba describiendo una escena de “Alicia en el país de las maravillas”.

De lo que no habló el presidente, fue del crecimiento de la pobreza que hoy azota a los colombianos, como lo ha venido preconizando a diestra y siniestra el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, Francisco Maltés Tello.

Las cifras que comparte el dirigente obrero, catedrático universitario y economista de profesión, son demoledoras. En el 2022 son 3.6 millones de personas en situación de pobreza, que suman a las que ya ostentan esa condición. En conjunto son 22 millones. De esa cifra, se estima que 17 millones no consumen la tercera comida al día, y que cerca de un millón lo hacen sólo una vez al día.

Una situación dramática, como en las mejores escenas de “Los juegos del hambre”, de la escritora norteamericana, Suzanne Collins.

Hablar con Maltés Tello, en su céntrica pero modesta oficina en Bogotá, descorre de manera despiadada la cortina de humo que por espacio de varios meses viene tejiendo el gobierno nacional para ofrecerle al mundo una visión irreal de lo que ocurre con los colombianos.

Miremos el caso del desempleo—dice, al tiempo que garabatea sobre su agenda, una serie de cifras que evidencian el crecimiento de este fenómeno social– Se mantiene en dos dígitos, es decir 13.7%. También cabalga a un ritmo enloquecido la informalidad laboral, que superan el 60% de quienes son hoy una población económicamente activa.

Luego habla del índice Gini que mide la distribución del ingreso, o la desigualdad. Según su análisis, se encuentra en 0.54, lo cual muestra una sociedad profundamente desigual.

Nos gustaría que se mostrara la realidad de nuestra nación en los escenarios internacionales—precisa el presidente de la CUT mientras apura el café tinto, infaltable en su escritorio, junto a un arrume de papeles sobre su escritorio.

Viene una pregunta, que no puede pasar por alto en este breve espacio de diálogo:

¿Y la carestía?

Grave el asunto. Carestía e inflación son propiciadas por el gobierno nacional cuando incrementa el precio de la gasolina en más del 10%, y los servicios públicos domiciliarios en más del 11% Eso es mucho—el dirigente de la CUT enarca sus cejas para darle mayor contundencia a sus palabras–: Se estimula la especulación cuando la Superfinanciera autoriza tasas de interés cercanas al 27%, tampoco controla Duque la tasa de devaluación del peso frente al dólar.

Desde su perspectiva, fundamentado en cifras de las que echa mano como todo economista, lo complejo es que el crecimiento económico no se irriga a todos los sectores sociales. “Las cifras hablan por sí solas. Las ganancias se quedan en los bolsillos de los megarricos.”

Al terminar la entrevista y antes de abordar el taxi, me pregunto cómo vive el drama el señor que vende dulces a la vuelta de la esquina.

Tiene casi setenta años. Obviamente no tiene mayores oportunidades y, junto a la pequeña caja donde ofrece sus escasos productos, un bastón. Asumo que no tiene posibilidades de empleo. Y cuando Duque habló ante la OCDE, lo más probable es que no se estaba refiriendo a la realidad que enfrenta a diario este compatriota…

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No es de extrañar que ya tenga comprado el tiquete para Europa. Al fin y al cabo, ella no tiene nada qué perder. Se regresa a su vida de siempre, de lujos y comodidades, una vez haya causado daño en Colombia.

Lo que muchos colombianos guardan en el baúl de los recuerdos, es la imagen de Juan Carlos Lecompte cuando se tatuó en un brazo la efigie de Ingrid Betancur. La amaba. Soñaba repetidamente con verla libre, tras el secuestro de seis años en manos de las FARC. Uno de los “males buscados”, como dicen los abuelos en Colombia. La segunda postal, color sepia, es la sucesión de plantones que protagonizaba con una fotografía de la política. Como buen publicista, Lecompte quería tocar las fibras más sensibles de la ciudadanía, en procura de su solidaridad.

Sin embargo, su gran desilusión vino cuando la liberaron. En el recibimiento, ella eludió un beso y luego, con una contundencia demoledora, mirándolo a los ojos y ante el desconcierto de su esposo, le dijo: “Ya no te quiero”. Sus aspiraciones ahora no se enfocaban en la política, sino en irse a Europa, lejos de las tierras colombianas, de las que quería poner distancia.

Esporádicamente aparecía en noticieros uribistas, como NTN24 para despotricar del Proceso de Paz, al que considera, un paso para “dar impunidad a los violentos”. Ajena totalmente a la realidad del país. Cercana a sus intereses elitistas, los mismos que ahora defiende en todos los escenarios.

La fresa en el helado la puso el 17 enero último cuando oficializó su aspiración de ser Presidente. Asumió el discurso mesiánico como la única alternativa de los electores. Y desde entonces, no deja “títere con cabeza”. A todos los cuestiona. Sólo ella enarbola la bandera de la moral. De lo que no habla es de transparencia, porque ese no es un término que figure en su diccionario.

La también aspirante, pero de izquierda, Francia Márquez, la confrontó. Lo hizo en un debate. Dejó en claro que se trataba de una oportunista.

Yo le diría a Ingrid, que la respeto y todo, que uno no puede venir cada 4 años a hacer política; hay que asumir que nosotros estamos aquí como país y construimos como país, pero las situaciones que usted ha vivido las sigue viviendo mucha gente, todos los días, y es necesario entonces asumir el desafío de lo que a mí me pasó que no le pase a nadie”, le dijo con el desparpajo que caracteriza a la negra, descomplicada y franca. Le “cantó las cuarenta” en la cara e Ingrid, como en la legendaria foto del secuestro, asumió una actitud de víctima.

Ingrid no respeta las reglas del juego, al punto que se desmarcó de la Coalición Centro Esperanza. Una jugada de ajedrecista que ya tenía planeada, sin duda. Y salió de allí criticando a todos. Como la invitada a una comilona que, sin poner nada para el convite, sale después de almorzar criticando el sancocho, el tamaño de la pechuga de la gallina y, además, diciendo que no le permitieron repetir agua de panela.

Su más reciente desacierto, decir que algunas mujeres brindan las condiciones para ser abusadas sexualmente. La hizo, definitivamente. Y cuando vio el tamaño de su metida de pata, ella que siempre culpa a los demás por los equívocos, atribuyó el asunto a un lapsus porque –argumentó—, siempre está pensando en español y en francés.

No es de extrañar que ya tenga comprado el tiquete para Europa. Al fin y al cabo, ella no tiene nada qué perder. Se regresa a su vida de siempre, de lujos y comodidades, una vez haya causado daño en Colombia. Definitivamente, lo que es de esperarse con alguien que sin ser adalid de los principios y valores, ahora se cree la rectora moral de los colombianos…

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En el marco de las mil y una actividades para no pasar desapercibida la fecha,  la fundación el Teatro Vive, de Palmira, puso en escena una obra especial que denuncia el paramilitarismo, las persecuciones, las desapariciones forzadas y el desplazamiento.


Por Fernando Alexis Jiménez

Noviembre reviste un significado especial para los colombianos. Pero no por ser antesala del período decembrino, porque la pobreza que prevalece en muchos hogares le resta brillo a este período que capitaliza el comercio para sacar ganancias. Noviembre es especial porque se recuerda la firma del pacto con las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. Un episodio doloroso de la historia porque muchos de los reinsertados que le apostaron a la paz, han sido asesinados por fuerzas oscuras que todos saben quiénes son, pero pocos lo dicen abiertamente por temor a represalias.

En el marco de las mil y una actividades para no pasar desapercibida la fecha,  la fundación el Teatro Vive, de Palmira, puso en escena una obra especial que denuncia el paramilitarismo, las persecuciones, las desapariciones forzadas y el desplazamiento.

Conocí hace 29 años sobre su nacimiento como grupo,  cuando se presentaron en la sala Cali Teatro, en pleno centro de la capital vallecaucana. Presentaban “La mujer que llegaba a las seis”, con base en un cuento del Nóbel Gabriel García Márquez.

Los espectadores fuimos pocos. Podíamos contarnos con los dedos de las manos. En ese momento, eran unos “Ilustres desconocidos” para el mundo de las tablas. Hoy es diferente. Con el paso de los años son referente a nivel nacional e internacional en materia escénica.

Ana Rosario Grisales y Luis Eduardo Jiménez Barco están al frente de esta fundación. Su más reciente puesta, fue un performance sobre la paz, que se difundió mucho al cumplirse cinco años del pacto con la insurgencia. Impactan. Los espectadores literalmente “se meten en la película” y reaccionan con rabia ante la representación de los violentos.

¿Qué es el Perfomance Teatral por la Paz?

Es un trabajo teatral fruto de la investigación en torno al conflicto social y armado en Colombia, sus consecuencias, sus víctimas. Aborda aspectos como la violencia y el desplazamiento, con el objetivo de expresar la realidad pero logrando sensibilizar al espectador de manera impactante, que colme de reflexión que es lo que hace posible avanzar en una cultura hacia la paz.

Estamos tomándonos un cafecito en pleno centro de Palmira. Lo que me agrada de Ana Rosario y Luis Eduardo, es que no se han dejado permear por el reconocimiento que vienen teniendo últimamente. Son unos quijotes de las artes, sin duda, pero ahora, los referencian en muchas partes. Luis Eduardo es extrovertido, y tiene la risa de una vajilla de cristal cuando se rompe contra el pavimento. Ana Rosario es otro cuento. Más bien, mide cada palabra.

¿Cómo es el asunto de que quieren involucrar al espectador con el teatro?

El performance se hace inicialmente desde el teatro invisible y también desde la estética de un teatro participativo con el espectador. Cuando nos presentamos, buscamos que reflexionen y se planteen acciones de solidaridad y paz con quienes padecen la violencia y desarraigo de sus territorios en Colombia y el mundo. En pocas palabras, vivenciar directamente la narración de lo que significa la guerra para las víctimas en el campo es cambiar el imaginario del conflicto en las ciudades.

Luis Eduardo está concluyendo una maestría con una reconocida universidad española, ahora que es posible el estudio virtual. Por eso, junto con su esposa, son unos dedicados investigadores del arte teatral. Mientras me apuro ese café con pandebono, no dejo pasar la oportunidad para preguntarles:

¿Y sí tiene acogida el performance como representación, más cuando hablamos de los cinco años del pacto de paz?

Por supuesto. En este caso, el perfomance es el final de la puesta en escena de algo que llamamos teatro antropológico.

No puedo ocultar que casi me atraganto con el refrigerio. A mí, que soy un parroquiano de Vijes, uno de los pueblos más hermosos del Valle del Cauca, eso de teatro antropológico me suena como a mandarín o un idioma extraño:

¿Y esa vaina, qué es?

Luis Eduardo me mira y estalla en una de sus típicas  carcajadas atronadoras, tanto así que la dueña del negocio se queda mirando, sorprendida. Al final, se contagia de la risa, sin saber por qué.

Te explico: en el teatro antropológico se vivifican los símbolos la tierra, el agua y la luz para abrir la expectación de que sí es posible dar paso pasos firmes para avanzar una paz duradera en Colombia. Queda dentro del performance la participación en la reconciliación, que es el camino para construir una mejor sociedad en paz. 

Vi otros actores, ¿Quiénes son?

Sí, la compañía el Teatro Vive ha sumado actores muy buenos. Además de nuestra participación con Ana Rosario, tenemos a Luis Montenegro, Leidy Juliana Jiménez, Margarita Grisales, Juan Manuel Gómez y Pilar Colorado. Las luces y el sonido están a cargo de nuestro hijo menor, Camilo Ernesto.

Y en la pandemia, ¿no quebraron? ¿Cómo hicieron para permanecer vigentes?

Quien responde es Ana Rosario:

Acudimos a la virtualidad. No podíamos permitir que el encierro obligatorio ahogara la voz del teatro, porque el Teatro Vive.

El sitio donde estamos es acogedor. En la distancia, por encima de los techos de las casas, se ve la cúpula de la catedral. Palmira es hermosa y, hoy por hoy, una cuna del arte y semillero de nuevos artistas.

Afortunadamente los miembros de El Teatro Vive no han sufrido los rigores de la persecución, como sí ocurrió en tiempos aciagos en Paraguay, Argentina y Chile.

Yo mismo siento reservas. Soy consciente de que, para el gobierno, quienes estamos en el mundo de las letras, como en mi caso, bloguero, somos enemigos del sistema aun cuando tengamos una clara vocación por la paz. Pero esas no son circunstancias que nos impidan seguir viendo la realidad y escribiendo sobre el sufrimiento de nuestro pueblo.

Compartimos con ustedes algunas fotografías sobre la puesta en escena del Perfomance sobre la Paz.



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El Sindicato Unitario de la Gobernación del Valle del Cauca-Diverso pero Unitario, es una Organización Sindical de Industria y/o rama de actividad económica de primer grado y mixta, que tiene en su seno a Servidores Públicos adscritos en los Niveles Central-Descentralizado, EICES-ESES-de Nivel Dptal. y Funcionaros de Educación planta FODE .


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