Los caleños y vallecaucanos han respondido con entusiasmo a la campaña de denuncia emprendida por el Sugov bajo el nombre de Avanzada Sindical “Por la dignidad vallecaucana”. Algunos hasta se han tomado fotos junto a las vallas móviles.
El Sindicato Unitario de la Gobernación del Valle del Cauca—SUGOV—avanza en su Acción Sindical “Por la dignidad vallecaucana”, que inició con la elaboración de cuatro murales de denuncia en los puntos cardinales de Cali.
Dos de los cuatro espacios en los que habíamos pintado enormes grafitis exponiendo el incumplimiento de la actual administración a las promesas que formuló y en las que creyeron sinnúmero de personas, fueron vandalizados.
La valla móvil que comenzó su recorrido de una semana en Cali y proseguirá en los municipios.
Pero como bien lo anota la serie de televisión cubana “En silencio ha tenido que ser”, estrenada en 1979, las palabras no pueden ser acalladas. Por eso seguimos en las calles con pendones gigantescos y adhesivos que aparecen en lugares transitados.
Y para mayor visibilidad, las vallas móviles que recorren inicialmente las calles de la Sultana del Valle y, en una semana, los municipios. ¡Nada podrá detenernos!
¿Qué estamos denunciando? Varias cosas: la arremetida contra uno de los patrimonios públicos como lo es el Ecoparque de Pance, en proceso de privatización, el debilitamiento del Club de Empleados del Departamento—hoy a las puertas de la quiebra–, el incumplimiento sistemático de los acuerdos laborales pactados con los empleados y, algo todavía más insólito: la afectación a los contratistas de la Gobernación a quienes hace tres años no se les ajustan sus honorarios.
Todo esto sumado a que hay obras que están literalmente estancadas, como el puente de Juanchito o el retraso de la vía a Candelaria. Podríamos enumerar más, pero aquí cabe mostrar las gráficas que evidencian la forma como avanzamos en nuestro proceso de denuncia. ¡Callarnos, jamás… Avanzar, siempre!
En los siguientes registros gráficos, los pasacalles fijados en Cali y los municipios…
El carro con la valla móvil… Curiosamente, algunas personas se han tomado fotos junto a la imagen… Se identifican con nuestras denuncias…
Y estos son los adhesivos gigantes que se están colocando en lugares visibles y de amplio tránsito de personas…
Las mágicas selvas del departamento de Chocó se convirtieron en la peor trampa para una columna guerrillera que desembarcó allí proveniente de la isla de Cuba en marzo de 1981. Esa aventura concluyó con la desaparición a manos del Ejército Nacional de 35 de sus integrantes. El escritor Darío Villamizar recuperó esa historia.
Publicado originalmente en el Portal Verdad Abierta
El 6 de febrero de 1981 un grupo de 40 guerrilleros del Movimiento 19 Abril (M-19) llegó a las playas de la Ensenada de Utría en la zona media del departamento de Chocó. Venían de recibir instrucción militar y política en Cuba, y se aprestaban a iniciar una larga caminata entre la manigua para alcanzar las estribaciones de la cordillera Occidental, en límites con Antioquia y Risaralda.
Ninguno de los que viajó desde la isla del Caribe conocía con detalle la región. Eso sí, los animaba el espíritu insurgente, “las ganas de echar pa’lante” y buscar a través de las armas un camino para un mejor país, estimulados por el triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua. Pero eso no sería suficiente.
Entre ese grupo de combatientes del M-19 venía Carmenza Cardona Londoño, más conocida en el país como ‘La Chiqui’, una mediática guerrillera que condujo las negociaciones con el gobierno del entonces presidente Julio Cesar Turbay Ayala (1978-1982) luego de la toma de ese grupo subversivo a la Embajada de República Dominicana en Bogotá el 27 de febrero de 1980 para canjear a los diplomáticos por presos políticos.
Darío Villamizar, escritor y ex militante del M-19, autor de un episodio desconocido del M-19 en el Chocó
Tras unas prolongadas negociaciones, que concluyeron el 27 de abril de ese año, el comando del M-19 entregó a los funcionarios y, a cambio, los guerrilleros fueron enviados a Cuba. Varios de ellos regresarían un año después al país, armados y preparados para continuar la guerra, pero se enfrentaron a la selva chocona, las comunidades indígenas y a las tropas del Ejército. Entre todos ellos doblegaron, sin misericordia, el espíritu insurgente tres meses después de aquel desembarco.
La tragedia se avizoró desde el segundo día del desembarco: “En estos momentos comenzaron a perfilarse los errores que se cometieron en la organización de este trabajo. No había comida, ni siquiera sal, no había plásticos suficientes ni medicamentos, no existió un campamento apropiado ni caminos ni información de la zona”, escribió luego Ventura Díaz, uno de los guerrilleros inmerso en aquella aventura y quien sobrevivió a aquella singular marcha, junto con otro de sus compañeros.
Ese profundo drama contrastó con las nuevas percepciones de la situación del país que con juicio consignaba ‘La Chiqui’ en su diario a medida que avanzaban en la cerrada manigua chocoana. El 18 de abril, sábado, escribió: “Yo veo ya lejos la camioneta donde hice la negociación, la concepción de la guerra ha variado mucho en este año, no es con diálogos que ganaremos la guerra, es al calor de las balas y hombro a hombro con el pueblo”.
Pero los cambios también estaban del lado del gobierno nacional y de sus Fuerzas Armadas, que se habían modernizado, eran más eficaces y no escatimaban recursos ni las frenaban las normas del respeto a los derechos humanos para combatir la insurgencia, como lo hizo en la selva chocoana.
Esa tragedia aún continúa para las familias de los insurgentes, pues 35 de ellos, ‘La Chiqui’ incluida, continúan desaparecidos luego de ejecutada la Operación Córdova por tropas de la VIII Brigada del Ejército. De hecho, la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), creada bajo el Acuerdo de Paz firmado entre el Estado colombiano y la extinta guerrilla de las Farc, dispuso desde 2019 un plan de búsqueda de los restos de esos excombatientes, sin que se conozcan públicamente resultado alguno.
Entrega de armas por parte del M-19, en una etapa en que le creó a los gestos de paz del gobierno nacional. En la gráfica el comandante Carlos Pizarro Leóngomez – Foto Revista Semana
De lo ocurrido en la manigua chocoana se ocupa el nuevo libro de Darío Villamizar, escritor y exintegrante del M-19, titulado “Crónica de una guerrilla perdida: la historia inédita de la columna del M-19 que desapareció en la selva del Chochó” (Penguin Random House Grupo Editorial, 2022), que fue presentado el pasado viernes en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO).
VerdadAbierta.com abordó a Villamizar un día antes de su presentación en la FILBO para hablar de las sensaciones que le ha dejado rastrear y escribir estos sucesos, así como de sus principales protagonistas y sus consecuencias. Advirtió que “es una historia triste, de muerte, de desapariciones”.
La guerrilla del M-19, de naturaleza principalmente urbana, tuvo una gran acogida entre la juventud. En el centro de la fotografía la legendaria guerrillera “La Chiqui”.
Revisión de los hechos
VerdadAbierta.com (VA): Las historias de la insurgencia armada están muy desvalorizadas en el país y en buena parte de América Latina. ¿Por qué arriesgarse con una crónica sobre hechos ocurridos hace cuatro décadas?
Darío Villamizar (DV): Tienes razón, estos no son temas de todos los días ni de todas las horas, son temas que han ido pasando un poco. Yo me lo explico en la medida que el conflicto político armado ha ido decreciendo, ya no hay la intensidad de los años ochenta; sin embargo, éstas siguen siendo historias desconocidas.
Fíjate que esta crónica lo que cuenta es eso: una historia que ocurrió hace mucho tiempo, pero de la cual se sabe poco; incluso, quienes hacíamos parte del M-19 no conocíamos esa historia. Teníamos unas referencias muy generales, de qué mandos o de qué personas habían muerto ahí o estaban desaparecidas, cuál era la intención general de esa operación, pero no teníamos el detalle que, finalmente, se pudo consignar en el libro.
Yo creo que esa es una de las razones fundamentales: dar a conocer estas historias, que no se pierdan y, sobre todo, historias de personas como ‘La Chiqui’, que fue una mujer emblemática para la guerrilla en Colombia y que muy poco se supo de su final. Ella misma nos deja ver en el diario que escribió cómo fueron esas tristes semanas de 1981.
VA: ¿La información en el M-19 era tan compartimentada que ese suceso no fue revelado en su momento en la organización?
DV: La información se conoció, básicamente, por la prensa, pero la información era compartimentada; además de eso, se sucedían acciones tras acciones, entonces casi que de inmediato vino una acción muy grande, la del Karina, el barco que quiso entrar por el Pacífico y que fue hundido por la Armada. Esa fue una operación que ocurrió dos meses después de los sucesos del Chocó.
Entonces una operación iba opacando otra operación, y no eran muchos los espacios para discutir esto que estaba ocurriendo. Por decirte que la siguiente reunión grande después de estos sucesos fue en 1982. Antes no hubo otros momentos para discutir, para pensar, para analizar qué era lo que estaba ocurriendo.
Al caribeño, Jaime Báteman Cayón, se atribuye el ser uno de los fundadores de la guerrilla urbana del M-19, inspirada en la legendaria insurgencia de los tupamaros.
VA: A través de la tragedia que vive la columna de guerrilleros que desembarcó en las playas choconas, se percibe una dirigencia desconectada de la realidad de los territorios, de las comunidades. ¿Es así?
DV: Hubo una sobrevaloración de la fuerza. Pretender que 40 combatientes atraviesen esa selva profunda como es el Chocó en unas condiciones de mínimos o casi nulos apoyos de comunidades era un despropósito por decir lo menos. Creo que no hubo un estudio previo de las condiciones políticas, económicas y sociales de la región. Y no se contó con unos apoyos suficientes para hacer esa travesía.
Listado de desembarcados en la Ensenada de Utría
VA: ¿Podemos concluir entonces que fue una operación improvisada?
DA: Yo creo que ahí sí hay improvisación y aparte de eso también creo que hay mucho voluntarismo, mucho afán de hacer las cosas. En alguna parte del libro digo que la época era casi una consigna de dos palabras: “Hágale, compañero”. Y significaba seguir para adelante, pese a las dificultades y a las contingencias que se estaban presentando, para lograr los propósitos que se tenían.
Todo eso se sintetiza en una palabra, voluntarismo, que fue un elemento que dominó por un largo tiempo el accionar del M-19.
En esta camioneta van se realizaron por más de cincuenta días, las negociaciones entre el gobierno nacional y el M1-9 en cabeza de la legendaria “Chiqui”, cuyo nombre real era Carmenza Cardona Londoño.
VA: En un aparte del libro, uno de los guerrilleros que desertó de aquella operación calificó al M-19 de oportunista, inmediatista, socialdemócrata y aventurero. ¿Está de acuerdo con esa descripción?
DV: Yo no la comparto. Tal vez lo único que compartiría de esa afirmación, de esas cuatro categorías, digámoslo así, es la de socialdemócrata porque el M-19, a partir de 1980, empieza a identificarse con esa corriente política que tenía muchísima fuerza en ese momento en el mundo.
Pero las otras no lo comparto. Por supuesto que hubo momentos de improvisación, de falta de planeación, de excesiva confianza en la propia fuerza, pero de ahí de catalogar a la organización y a la dirigencia como oportunista es un concepto que no comparto.
VA: En algunos apartes de su libro se perciben algunas acciones del M-19 como ingenuas. ¿Considera que el M-19 fue una guerrilla ingenua?
DV: Si, puede ser ingenuidad. Yo creo que esa excesiva confianza en la propia fuerza tiene un trasfondo de ingenuidad. Creo que desconocer los avances los avances que tenía la Fuerza Pública también es un poco de ingenuidad.
Pero también tenemos que partir de una realidad muy concreta y es que estábamos viviendo bajo el Estatuto de Seguridad, un periodo muy complejo para el país, donde el respeto a los derechos humanos fue mínimo; qué no decir del respeto a los combatientes. No había una situación favorable para actuar de otra manera.
Te aceptaría lo de la ingenuidad, pero dentro de esas categorizaciones. Pero no era una ingenuidad que buscara perjudicar a la organización. La palabra oportunismo si creo que tiene mucho de eso, satisfacer un interés personal o grupista.
Una escena dolorosa para Colombia: el gobierno se negó a entrar en diálogo con la guerrilla del M-19 y prefirió sacrificar la vida de decenas de civiles.
VA: Una vez concluida su crónica, ¿cambió en algo su percepción sobre Jaime Bateman, el máximo dirigente del M-19 en aquellos años?
DV: Yo creo que él pudo haber hecho más en ese momento, pudo haber profundizado una reflexión, pudo haber analizado y haber avanzado en una autocrítica. Claro, decir esto más de 40 años después es muy sencillo, pero creo que sí era necesario que el M-19 hubiera ordenado muchos más espacios de mayor discusión y deliberación.
Ahora había una situación que también dificultada todo. La organización estaba estructuralmente incompleta. La cabeza la había prácticamente arrancado. Todos los miembros del Comando Superior y muchos de la Dirección Nacional estaban presos. Y habían pasado por detenciones arbitrarias, por la tortura. El único del Comando Superior que estaba libre era Jaime Bateman, quien estaba dirigiendo una organización en condiciones bastante precarias de acompañamiento. Eso también puede explicar un poco las dificultades y las incongruencias.
Hubo mandos que asumieron tareas para las cuales no estaban preparados porque otros mandos mejor preparados y con mayor formación estaban presos.
VA: Para aquella época de los hechos, ¿cuál era su función en la estructura del M-19?
DV: En 1981 estaba fuera del país, estaba haciendo lo que nosotros llamábamos trabajo internacional, que era un trabajo amplio, abierto y también clandestino. Yo estaba en Ecuador, eso no es un secreto, porque en alguna oportunidad me detuvieron y, por supuesto, que eso se conoció.
Jaime Báteman Cayón, antes de morir en un accidente aéreo, le propuso al gobierno nacional avanzar hacia la concresión de una paz dialogada.
“Solidaridad” de Cuba y Panamá
VA: Su crónica deja muy claro el papel que los gobiernos de Cuba, con los hermanos Castro a la cabeza, y Panamá, con Omar Torrijos, tuvieron un papel clave en la operación que llevó a los 40 combatientes a la Ensenada de Utría. ¿Qué análisis hace al respecto?
DV: Esas situaciones se veían como solidarias. Estamos hablando de 1980, 1981: había triunfado la revolución sandinista en Nicaragua (1979) y era un momento de máximo avance de las fuerzas revolucionarias en Centroamérica. Es decir, había toda una euforia en favor de la lucha armada, eso no se puede negar.
De manera que ese apoyo cubano con relación a la capacitación militar se veía como parte del internacionalismo, como la solidaridad que ellos, por el hecho de ser una revolución avanzada, brindaban a los movimientos revolucionarios de América Latina. No fue sólo al M-19, sino a muchísimas organizaciones del continente y de otros continentes.
Y con relación a Panamá diría lo mismo, estaba a la cabeza del gobierno Omar Torrijos, un militar nacionalista, revolucionario, que había logrado que el canal transoceánico pasara a manos panameñas; además, y, además, tenía una preocupación por la paz en Colombia.
VA: ¿Y cómo ese interés de Torrijos se articulaba con las operaciones del M-19?
DV: Estamos en 1981, y para ese momento la organización había hecho propuestas relacionadas con la posibilidad de una negociación política del conflicto. Jaime Bateman, durante la toma de la Embajada de República Dominicana había escrito una propuesta de paz.
De manera que el M-19 buscaba con estas acciones del Chocó, Nariño y Putumayo, acortar los tiempos de la guerra, había las condiciones para seguir cabalgando sobre una propuesta de paz y en eso se mantuvo durante la década de los años ochenta hasta lograr la paz en el noventa.
VA: Con la creación de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, ¿usted cree que ambos países, como Estados, deberían aportar algo al respecto de ese tipo de apoyos a la insurgencia colombiana?
DV: No sé si la Comisión de la Verdad ha avanzado en ese sentido, pero creo que parte de la verdad y de las incógnitas que todavía existen sobre el conflicto están en esos países. De hecho, los cubanos en una época tuvieron unos archivos muy organizados de todas sus actividades, no los dejaban ver, pero tenían registros de lo que hacían, de quiénes, cómo, dónde, con quién y por qué, sí lo tenían. Verlos sería un gesto para alcanzar una verdad más integral de lo ocurrido en Colombia.
La retoma del Palacio de Justicia por parte del ejército, llevó a que civiles fueran literalmente sujetos a “ejecuciones sumariales” por considerarlos cercanos al M-19.
En busca de los cuerpos
VA: ¿Cuál es su valoración sobre el comportamiento del Ejército en la persecución, eliminación y desaparición de los combatientes del M-19 en Chocó?
DV: El Ejército actuó en esta operación como estaba actuando en muchas otras actividades antisubversivas, sin ningún miramiento a los derechos humanos. Recordemos que estaba vigente el Estatuto de Seguridad, bajo el cual las Fuerzas Armadas tenían un visto bueno para sus actuaciones.
Recordemos también que organismos internacionales como al Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Amnistía Internacional estuvieron atentos al desarrollo de las violaciones a los derechos humanos en Colombia.
Este es un caso de desaparición forzosa, de los 40 combatientes que llegaron a la Ensenada de Utría 35 están desaparecidos. El hecho ha sido conocido por la UBPD, que ha hecho varias misiones de prospección. Creo que todavía hay una gran parte de la verdad de lo que ocurrió que está por resolverse y puede resolverse por la vía de la localización de los cuerpos de las personas que se encuentran desaparecidas.
VA: ¿Habrá militares activos, o por lo menos vivos y ya retirados, que puedan saber de esa operación y de lo ocurrido con los combatientes?
DV: Yo estuve tanteando por esos lados y no tengo información directa de personas que hayan participado en los sucesos.
VA: ¿Su libro tiene algún mensaje para el Ejército?
DV: Sé que varios oficiales en servicio activo o en retiro han leído el libro, y claro, en el fondo lo que quisiéramos todos es que de parte del Ejército se diera la mayor información posible. Casos como el que relato de la familia Montaña Sanabria, en la que nueve personas de esa familia estuvieron comprometidas en estos hechos de parte de la guerrilla. Son familias que aún están esperando conocer a fondo la verdad de lo que ocurrió.
VA: ¿Cuál ha sido la tarea de la UBPD en este caso?
DV: La Unidad de Búsqueda ha hecho su tarea en distintas partes del territorio, pero no ha tenido resultados exitosos, de manera que no hay ninguna evidencia aún.
Ejercicio de memoria
En la gráfica el escritor Darío Villamizar. Vivió las mejores épocas de lucha del M-19, según lo relata.
VA: En medio de los hechos de hace cuatro décadas y ahora en la búsqueda de los restos están las comunidades afros e indígenas del Chocó. ¿En el desarrollo de su investigación, tuvo la oportunidad de hablar con algunos de sus voceros o voceras?
DV: Sí. Para este trabajo hice cuatro viajes a Chocó, el primero de ellos fue a la Ensenada de Utría, donde desembarcaron, ahí tuve la oportunidad de hablar con pobladores de la región, que en aquellos años eran jóvenes, y con dos de los tres de los conductores de los botes en los que se transportaron los combatientes (el terceo ya había muerto), y con sus familias.
Después ya las regiones más hacia la cordillera Occidental, en la zona habitada por afrodescendientes e indígenas Emberá, hablé con pobladores. En el libro está el acta de defunción de doce guerrilleros que, presumiblemente, fueron enterrados en una población que se llama Piedra Honda, por los lados del Alto Andágueda, habitado por unas 300 personas, donde hay mucha pobreza.
Ahí tuve la oportunidad de hablar con hombres y mujeres que, en esa época también estaban muy jóvenes, y pudieron ver situaciones como, por ejemplo, el desembarco de los cuerpos que llevaron a esa población en helicóptero. Las personas recuerdan estos hechos con tristeza.
VA: No fue fácil para esas comunidades la situación. Les llegaba la guerra.
DV: Es una población afro e indígena afectada: unos armados que llegaron a su territorio sin nadie haberlos llamado; detrás de ellos llegaron otros armados que también venían con intención de capturarlos o de darlos de baja.
VA: ¿Habló con las familias sobre el tema? ¿Cómo han reaccionado a su historia?
DV: Algunas familias lo han leído, particularmente hay una familia en la que tres de sus integrantes lo leyeron muy emocionados y se han conmovido profundamente. Hay familias que durante 40 años no supieron nada de esta historia, entre ellas la mamá de ‘La Chiqui’, a quien personalmente le entregué una copia de su diario. Ella me dijo que es lo primero que recibe de su hija en 40 años. Ese es el nivel de los sentimientos que están puestos en el libro.
VA: Por último, poco se habla de combatientes guerrilleros desaparecidos en combate a manos del Ejército. Casos como el de Chocó debe haber en otros lados. ¿Por qué es necesario saber de eso en el país?
DV: Generalmente se habla de guerrilleros muertos en combate, pero poco se dice de guerrilleros que fueron desaparecidos, pero es un hecho. En este caso mis preguntas a mí mismo, y mis preguntas en el libro, y mis preguntas a los otros actores armados son: ¿dónde están sus cuerpos?, ¿dónde fueron enterrados?
A pesar de las múltiples acciones del SUGOV, la administración departamental del Valle del Cauca sigue dejando de lado la urgencia de reparar las cabañas de los servidores públicos. Las débiles estructuras de madera, se están cayendo a pedazos.
No exageramos. Es más, decidimos verificarlo. Y fuimos hasta el lugar. Comprobamos que las cabañas de Juanchaco, construidas para que en ocasiones especiales, los servidores públicos de la Gobernación del Valle del Cauca tuvieran espacios de esparcimiento con su familia, se están cayendo a pedazos.
—Dicen que desean acabar con las cabañas para entregarle el terreno a la Armada Nacional—nos dijo Ramiro Mosquera. Lleva años en el lugar. Nos contó que ese ha sido un proyecto de tiempo atrás–: Argumentan que, fortaleciendo la presencia militar, protegen al Pacífico. Puro cuento, acá estamos en una pobreza la berraca y nadie hace nada, menos el gobierno departamental, nos tiene olvidados como a las cabañas…
Al fondo, el rumor del mar. Las olas que mueren en la playa y, en un vaivén que no termina, se alejan con desgano en medio de la espuma, como letras fugaces escritas en la arena y se desdibujan como fotos viejas.
–-En el SUGOV denunciamos eso, que las cabañas se están acabando y que, acá se rumora, el terreno quedará en manos de la Armada. Dijeron que especulábamos–, le dijimos al hombre, que con la certeza de quien no es chismoso, sino que repite algo cierto, nos respondió casi de inmediato.
—¿Cuento? No, que va. Y si no, dígame, ¿Por qué están así? No huelen a madera y humedad, sino a tristeza y abandono…
Coincidimos con Ramiro. No hay derecho. Llevan tiempo respondiéndole al SUGOV que invertirán en su mejoramiento, y nada.
Ramiro fue discípulo de Luis Enrique Urbano Tenorio, o mejor conocido como Peregoyo, autor de “Mi Buenaventura”. Aun cuando se compuso en 1961 y el tema alcanzó la gloria cuatro años después, él que estaba joven, lo acompañaba con las maracas.
—Fue una época buena, ¿no cree?
—Claro que buena. Se bailaba toda la noche, especialmente en los carnavales de agosto. Aunque desde julio empezaba el jolgorio--, nos relata. Y cuando le preguntamos por Yecid González, el dirigente sugoviano, reflexionó unos instantes:
—Sí, creo que lo conocí. Le gustaba ir a rumbear los domingos en la tarde, en el Caney. Con una sola cerveza, se bailaba a todas las muchachas. Tira paso, lo vi, le gustaba la salsa, pero también el currulao, el tamborito, el abozao, el patacoré, la juga o el bunde, y el sonido inconfundible del cununo…
Y retoma el asunto de Juanchaco. Vive hace doce años allí. Recuerda que hubo una época, cuando estaba de gobernador, Ángelino Garzón, en que tenían las cabañas en buen estado.
—Usted viera como tenían de bonitas las cabañas; la madera la pintaron de colores. Les hacían mantenimiento…
–¿Y en la época de Ubeimar?
–¿Ubeimar, el blandón? Allí fue cuando comenzaron a caerse las cabañas. Un día Dilian dijo que en Juanchaco habría un polo de desarrollo económico, algunos lloramos de la emoción, una vecina compró una carreta dizque para venderle frutas a los turistas que llegarían como langostas en cosecha tierna, y nada. Primero se le dañó. Por ahí tiene una de las ruedas de la carreta, para trancar la puerta principal… ¿y las cabañas? Allí, sosteniéndose en cuatro horcones, por pura terquedad, para no caerse y darle gusto a la Gobernación…
—¿Y con Clara Luz?
—Déjelo así… le digo, déjelo así…
En la mañana cayó una lluvia fuerte. En el horizonte del mar hasta se vieron relámpagos y uno que otro trueno que se perdía en la distancia. Los habitantes dicen que siempre llueve duro en Semana Santa.
—Los considero—nos dice—Con ese aguacero, debe haber caído mucha agua dentro de las cabañas—suelta la carcajada–. Como esta ese techo desbaratado, es mejor dormir afuera.
En la noche lo volvimos a ver. Ramiro estaba jugando dominó, con otros parroquianos, en la tienda La Abundancia, de doña Eufemia. Es una estancia pequeña, con estantes hechos con tablas y guadua. No ofrecen mucho, salvo arroz, aceite, sal, azúcar y café. También panes, pero llevan tres días en la vitrina. Los traen del puerto. están algo duros, pero no hay más…
—Dígale a Clara Luz que haga algo por las cabañas, que se deje ver, aunque sea con alguito.
Volvimos a las cabañas. Hace un calor húmedo, aguantable. Y si, le vamos a decir a la Gobernadora que no se olvide de las cabañas que son para el uso de los servidores públicos… Y que se acuerde de los moradores de La Bocana, La Barra, Punta Soldado, Juanchaco y Ladrilleros que en época de campaña repetían con una sonrisa de esperanza: “La tenemos Clara“, pero hoy la ven más oscura que una noche sin estrellas en Buenaventura.
La Fiscalía presentó escrito de acusación contra un coronel, un teniente y un patrullero. Investigaciones continúan. Otros oficiales y agentes terminarían involucrados en nuevos hechos de violencia en protesta social.
Publicado originalmente en el Portal Seguimiento.Co
Un fiscal de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos presentó escrito de acusación contra un coronel, un teniente y un patrullero de la Policía Nacional por algunos de los homicidios y casos de lesiones personales ocurridos durante las jornadas de protesta programadas en Cali (Valle del Cauca), en 2021.
Los uniformados estarían involucrados en distintos hechos y tendrían diferentes niveles de posible participación. Los acusados son:
Patrullero Wilson Orlando Esparragoza Corcho. De acuerdo con el material de prueba y la evidencia técnica obtenida, sería el responsable de disparar el proyectil que le ocasionó la muerte a un joven que participaba en las movilizaciones que se registraron frente al CAI Villa del Sur, en el sector Puerto Rellena, la tarde del 28 de abril de 2021.
El funcionario, al parecer, accionó el arma de dotación contra los manifestantes. Para la Fiscalía, la víctima se encontraba en indefensión y no era una amenaza inminente para las personas. Así que el actuar del funcionario habría sido desproporcionado y violatorio de los principios que deben acompañar a quienes salvaguardan el orden. En ese sentido, la acusación es por el delito de homicidio agravado.
Teniente Néstor Fabio Mancilla Gonzaliaz. En su condición de comandante del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) estaba a cargo de un componente de hombres que, supuestamente, disparó contra manifestantes y ciudadanos ajenos a las concentraciones sociales, en dos eventos diferentes.
El primero, sucedió el 30 de abril, en el barrio El Diamante. Aquí, dos personas murieron y otras dos resultaron heridas. El segundo, se registró en inmediaciones del barrio Siloé, la noche del 3 de mayo. Este hecho dejó tres muertos y dos heridos.
La investigación da cuenta de que el oficial, supuestamente, falló en el deber de dirigir y controlar a los efectivos de su unidad, y no tomó las medidas necesarias para evitar más víctimas. El escrito indica que sería el posible responsable de los delitos de homicidio agravado y lesiones personales.
Coronel Edgar Vega Gómez. El oficial, en su momento, se desempeñaba como comandante operativo de la Policía Metropolitana de Cali. Adicionalmente, había sido designado como jefe de servicio y el encargado de orientar las acciones de sus subalternos para restablecer el orden, los días en los que se presentaron los eventos en los que estarían involucrados algunos integrantes del GOES, y por los que es procesado el teniente Mancilla Gonzaliaz.
El coronel Vega Gómez habría incumplido al compromiso institucional y constitucional de velar por la seguridad de los civiles participantes en las jornadas de protesta, y, presuntamente, no tomó los correctivos necesarios para evitar los excesos que se produjeron. De esta manera, es acusado por los delitos de homicidio agravado y lesiones personales.
En una descarnada entrevista alrededor del panorama social de Colombia, el presidente de la CUT, Francisco Maltés Tello, explica por qué se da un fenómeno político sin precedentes: la unidad de diversos sectores en apoyo a los candidatos de la izquierda.
Por Fernando Alexis Jiménez | Dirigente del SUGOV
Por primera vez en mucho tiempo los trabajadores de Colombia están unidos alrededor de las figuras de Gustavo Petro y Jorge Robledo, dos de los líderes de izquierda que han defendido en diversos escenarios los derechos laborales. Tienen trayectoria porque, con fundamento, han cuestionado a quienes, en su condición de empleadores, promueven en contubernio con el gobierno nacional, el progresivo desmejoramiento de las condiciones conquistadas al calor de la lucha.
Los últimos cuatro años han sido nefastos. Aumentó el desempleo, se amplió la base de personas en condición de pobreza que hoy suman los 22 millones y la inflación sigue galopando, distante de los controles que anunció el mandatario cuando dijo que el 10% de ajuste salarial, buscaba recobrar la capacidad adquisitiva de los colombianos.
—La inconformidad es mucha. Y a menos que se produzca un cambio pronto, el estallido social puede reavivarse—asegura con preocupación el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores—CUT—Francisco Maltés Tello.
Él, como uno de los voceros del Comité Nacional de Paro, explica que las encuestas que favorecen al Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza, tienen una explicación sencilla: la gente está cansada de gobiernos que han pensado en los intereses de un grupo muy pequeño de castas en el poder, incluyendo los empresarios, mientras que la base social enfrenta cada día un desmejoramiento en su calidad de vida.
¿Por qué la izquierda se ha fortalecido? ¿Qué explica, por ejemplo, las multitudinarias manifestaciones de apoyo al aspirante Gustavo Petro, como la realizada el fin de semana en Cali?
Maltés Tello no duda en responder:
—La inconformidad social, así de sencillo. No de otra forma se puede entender que quienes han militado en diferentes vertientes políticas, ahora le estén apostando a un gobierno alternativo…
¿Cree en las posibilidades de Petro o de Robledo y de que se produzca un cambio en el Congreso?
El dirigente de la CUT se me queda mirando como si yo viviera en la estratósfera y recién hubiese aterrizado.
—Claro que creo que se avecina un cambio. ¿Acaso usted lo duda? Haga una lectura sencilla del escenario nacional…
Luego comienza a describir por qué Colombia se encuentra hoy en un punto sin retorno:
—El estallido social comenzó el 21 de noviembre del 2019 como reacción a las pretensiones del gobierno nacional de sacar adelante tres reformas lesivas para todos: laboral, pensional y tributaria. Esto nos toca a todos, desde la clase media hasta el que se rebusca vendiendo frutas en una carreta, en una ciudad o en un municipio de nuestro país. Marginarse de esa realidad, es ilógico, pretender tapar el sol con un dedo… Ahora, recuerde que esas reformas constituyen recomendaciones de la OCDE, en las que todavía siguen insistiendo; de hecho, se lo reafirmaron al presidente Duque en París.
Pero ahora los aspirantes al congreso o a proseguir en esas curules están presentándose como defensores de los derechos de los obreros…
—Eso es lo gracioso en este Macondo que es Colombia. ¿Recuerda? Cuando a todos les dio la enfermedad del insomnio y olvidaron hasta lo más elemental. Es lo que nos pasa en Colombia. Los políticos de siempre se presentan como salvadores y muchos de los que han sido golpeados por ellos, les creen nuevamente. Olvidan lo que históricamente ha venido ocurriendo…
¿Y los aspirantes del Pacto Histórico y de la Coalición de la Esperanza?
—Quienes hoy están en esas dos vertientes, fueron los únicos que apoyaron la movilización social, expresaron su rechazo a la brutalidad del gobierno nacional al reprimir las protestas y estuvieron a favor de tumbar esas pretendidas reformas. Los Mesías que hoy quieren llegar o repetir senado y cámara de representantes, apoyaron a Duque…
¿También los proyectos de Ley en lo que se transformaron los diferentes puntos del Pliego de Emergencia?
—Sí, exactamente. Recuerde que en diciembre del 2019 se realizaron movilizaciones hasta mediados de ese mes y el aguinaldo de Duque fue una reforma tributaria que le “regaló” a los empresarios 12 billones en exenciones. Una reforma que afectaba a los de a pie, inconveniente, como se probó luego.
Ahora, el asunto es que el 28 de abril del 2021 se avivaron las movilizaciones que paralizaron al país. Un hecho sin parangón en la nación, fruto de la inconformidad popular. Quienes hoy forman parte del Pacto Histórico y algunos de la Coalición de la Esperanza, acompañaron la resistencia y, antes que deslegitimar a las primeras líneas, abogaron porque se escuchara a los jóvenes. Los de siempre, los politiqueros, lo que pugnaban era por la “tierra arrasada”, en otras palabras, arremeter contra la protesta social. Eso es lo que muchos olvidan…
¿Y los proyectos para el Congreso?
—Surgieron de todo ese proceso, de movilización popular. Solamente el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza han apoyado las propuestas en su tránsito por el legislativo. Los demás, unieron fuerzas y han hundido 4 de los 10 proyectos. Y debimos presentar esas iniciativas al Congreso porque el Pliego de Emergencia, que buscaba mejorar la capacidad adquisitiva de los colombianos en un periodo tan critico como la pandemia, que aun persiste, fue ignorado por el gobierno de Duque. Desconoció la contundencia de las movilizaciones.
¿El Paro Nacional? ¿Cómo evaluarlo?
–Fue el despertar de un país. Que las inmensas mayorías, que hoy conservan esa inconformidad, tomaran conciencia que en las calles se logran las reivindicaciones. Ahora el momento es decisivo, porque será en las urnas. No podemos olvidar a 87 compatriotas que murieron o fueron asesinados, 97 a quienes les lesionaron los ojos y los desaparecidos. Es el momento de recordar que sufrieron las arbitrariedades por creer que otra Colombia sí es posible, para ellos, para sus familias y para las nuevas generaciones.
Recuerde que en el país se realizaron 15 mil movilizaciones…
Perdón, ¿tantas? No habrá algún equívoco…
Ninguno. Retomo el asunto: fueron 15 mil movilizaciones en 800 municipios. Además, por primera vez se lograron articular nuestras protestas con las que se desarrollaron en más de 100 ciudades y capitales de varios países. La solidaridad internacional fue contundente. Compartían nuestra lucha, que es, ha sido y será justa.
Para Francisco Maltés Tello ahora, lo que llama la berraquera del pueblo inconforme, debe reflejarse en un proceso electoral que transformará el Congreso y elegirá un presidente distinto al común de quienes han sido ungidos con el voto de la ciudadanía.
Con la sinceridad que lo caracteriza me mira y, tras soltar una carcajada, me interroga;
–¿Ahora no me diga que está dudando que Petro será presidente? Si no es ahora, no será nunca. Además, el Senado, la Cámara de Representantes y, a futuro, los Concejos y Asambleas, tenemos que renovarlos…
Me quedo pensando y recuerdo las palabras de Eduard Manuel, guarda de seguridad en el conjunto residencial donde resido, y quien, sin saber mucho del ámbito político, desconfía de Iván Duque cada vez que sale con sonrisa de Mona Lisa en los medios de comunicación, para hacer algún anuncio que impacta a los colombianos.
—Cada vez que en la televisión salen noticias del presidente reunido con gremios y empresarios, uno piensa sobre el garrotazo que se nos avecina— me dijo esta mañana En esta suspicacia se identifican muchos colombianos.
Al igual que él, espero un cambio. Por las miles de víctimas que regaron con su sangre las calles, cuando salieron a protestar…
NOTA IMPORTANTE: La presente nota es producto de una entrevista, desde el ámbito periodístico, al presidente de la CUT.
El incendio de una fábrica de camisas de Nueva York donde murieron 146 personas marcó la lucha por los derechos de la mujer
El Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo fue declarado por las Naciones Unidas en 1975. Dos años más tarde se convirtió en el Día Internacional de la Mujer y la Paz Internacional. En Estados Unidos se celebra oficialmente tan solo desde 1994, a pesar de que es en aquel país donde se encuentran los orígenes de la conmemoración. ¿Por qué se eligió ese día?
La explicación más verosímil se remonta a mediados del siglo XIX, en plena revolución industrial. El 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras textiles decidieron salir a las calles de Nueva York con el lema ‘Pan y rosas’ para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil.
Fue una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos, y distintos movimientos, sucesos y movilizaciones (como la huelga de las camiseras de 1909) se sucedieron a partir de entonces. El episodio también sirvió de referencia para fijar la fecha del Día Internacional de la Mujer en el 8 de marzo.
El capítulo más cruento de la lucha por los derechos de la mujer se produjo, sin embargo, el 25 de marzo de 1911, cuando se incendió la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Un total de 123 mujeres y 23 hombres murieron. La mayoría eran jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.
Según el informe de los bomberos, una colilla mal apagada tirada en un cubo de restos de tela que no se había vaciado en dos meses fue el origen del incendio. Las trabajadoras y sus compañeros no pudieron escapar porque los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de escaleras y de las salidas, una práctica habitual entonces para evitar robos.
Al no poder huir, muchas de las trabajadores saltaron a la calle desde los pisos octavo, noveno y décimo del edificio. La mayoría de las víctimas murieron por quemaduras, asfixia, lesiones por impacto contundente o una combinación de estas causas.
El desastre industrial, el más mortífero de la historia de la ciudad, supuso la introducción de nuevas normas de seguridad y salud laboral en el país.
Historia del Día Internacional de la Mujer
Antes de esta fecha, en EEUU, Nueva York y Chicago ya habían acogido el 28 de febrero de 1909 un acto que bautizaron con el nombre de ‘Día de la Mujer’, organizado por destacadas mujeres socialistas como Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt.
Primer Día internacional de la Mujer Trabajadora
En Europa, fue en 1910 cuando durante la 2ª Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague (Dinamarca) con la asistencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, se decidió proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Detrás de esta iniciativa estaban defensoras de los derechos de las mujeres como Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo. No fijaron una fecha concreta, pero sí el mes: marzo.
Derecho a votar
Como consecuencia de esa cumbre de Copenhague, el mes de marzo de 1911 se celebró por primera vez el Día de la Mujer en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Se organizaron mítines en los que las mujeres reclamaron el derecho a votar, a ocupar cargos públicos, a trabajar, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
Coincidiendo con la primera guerra mundial, la fecha se aprovechó en toda Europa para protestar por las consecuencias de la guerra.
La celebración se fue ampliando progresivamente a más países. Rusia adoptó el Día de la Mujer tras la Revolución comunista de 1917. Le siguieron muchos países. En China se conmemora desde 1922, mientras que en España se celebró por primera vez en 1936.
El color morado es el color representativo del Día de la Mujer, y el que adoptan las mujeres o los edificios como signo de la reivindicación. Fue el color que en 1908 utilizaban las sufragistas inglesas. En los 60 y los 70 las mujeres socialistas escogieron este color como símbolo de la lucha feminista y posteriormente se le asoció a la jornada que se celebra cada 8 de marzo.
Entre los factores de riesgo más delicados están la violencia, el soborno al elector, la manipulación de votantes, la adulteración de escrutinios y la corrupción de las autoridades correspondientes (Registradores y Magistrados del Consejo Nacional Electoral).
Por Horacio Duque Giraldo || Analista internacional y politólogo – Nota publicada originalmente en portales internacionales
La Misión de Observación Electoral (MOE) acaba de publicar un importante texto[1] (ver https://bit.ly/3oYvNnw ) y unas cartillas con unos Mapas y factores de riesgo electoral que será necesario consultar e implementar con el fin de evitar el fraude electoral, y garantizar la mayor transparencia en los próximos eventos para escoger candidatos presidenciales, parlamentarios y Presidente de la Republica.
Entre los factores de riesgo más delicados están la violencia, el soborno al elector, la manipulación de votantes, la adulteración de escrutinios y la corrupción de las autoridades correspondientes (Registradores y Magistrados del Consejo Nacional Electoral).
Ante el desgaste del gobierno del señor Duque y el desprestigio de sus amigos uribistas del Centro Democrático y de las otras facciones oficialistas con representación en el gabinete Ministerial y en las altas esferas gubernamentales, y frente a las consabidas consecuencias políticas de tal fenómeno lo que se puede observar es una reacción desesperada de los principales protagonistas del campo oficialista.
Ex Presidentes, senadores, parlamentarios, contratistas y otras fichas de las redes de poder han desatado un sinnúmero de estrategias y acciones para amarrar votos y garantizar los bloques electorales que impidan la pérdida del control del gobierno y sus más importantes palancas burocráticas y presupuestales.
Al señor Uribe Vélez se le nota muy febril promoviendo decretos para eliminar aranceles a insumos agrícolas, proponiendo entregar 10 billones de pesos para supuestamente acabar con el “gota a gota” y sugiriendo ampliar las familias beneficiarias de la renta básica conocida como Ingreso solidario por 160 mil pesos.
Todo este embeleco obviamente tiene un claro fin electorero para engañar millones de ciudadanos en lastimosas condiciones de pobreza y miseria.
En todo este tejemaneje clientelista hay sistemas más oscuros de manipulación que deben ser materia de preocupación para la MOE, y con esto me refiero al papel del Departamento para la Prosperidad Social DPS, instituto adscrito a la Presidencia de la Republica que está bajo la dirección de un cuerpo sectario y politiquero de la entera confianza del “Innombrable” del Uberrimo, pues Susana Correa, su Gerente es una descarada ficha de las entrañas de las catervas de la ultraderecha de los ingenios azucareros del Valle del Cauca y del Cauca, que juega abiertamente en favor de los candidatos del Centro Democrático de todo el país mediante la adjudicación a dedo de multimillonarios contratos en programas como Familias en Acción, Familias en su Tierra, Iraca (para victimas afros e indígenas), Ingreso solidario, Adulto mayor y Jóvenes en Acción, en los que los favorecidos son reconocidos Operadores del partido de los contratistas.
Tatiana Buelvas Ramos (de la Casa Char), es, como Secretaria General del DPS, la encargada de adjudicar y firmar contratos multimillonarios a Operadores como los siguientes:
Alianza FEST IV, representada por Gloria Esther Añez Martínez quien tiene el Contrato 265 por 16 mil millones de pesos para el 2022.
Consorcio FEST CARIBE, representado por José Enrique Herrera Jiménez, quien tiene el Contrato 255 del 2021 por 16 mil millones de pesos.
Unión Temporal FAMILIAS 2021, representado por Diego Andrés Moreno Tirado, quien tiene el Contrato 439 de Fondo de Inversiones para la paz por un valor de 11 mil millones de pesos con el único propósito de armar una base de datos del Programa Familias en Acción.
Consorcio ESCALANDO FUTURO-CORPROGRESO, representado por la Señora Ángela Garzón, quien tiene el Contrato 256 del 2021 por un valor de 16 millones de pesos.
Estos y 80 contratos más adjudicados entre el 2021 y lo corrido del 2022 por una cifra superior a un billón 500 mil millones de pesos están rodando en la actualidad sin ningún control, con evidentes riesgos electorales que deberían ser objeto de observación y seguimiento por la MOE y por oras organizaciones de la sociedad civil como las Veedurías ciudadanas y Auditorias sociales que no tienen los espacios necesarios en el DPS y en su Oficina de Control interno, completamente ineficiente en las tareas que le ha encomendado la Ley.
En el 2022 son 3.6 millones de personas en situación de pobreza, que suman a las que ya ostentan esa condición. En conjunto son 22 millones. De esa cifra, se estima que 17 millones no consumen la tercera comida al día, y que cerca de un millón lo hacen sólo una vez al día.
Por Fernando Alexis Jiménez
Iván Duque fue a París, pero no a visitar la torre Eiffel, los campos Elíseos, el museo de Louvre, ni tampoco a tomarse un cafecito mientras apreciaba el desplazamiento idílico de embarcaciones en el rio Sena. Ya está cansado de esos atractivos luego de poco más de tres años de turismo por el mundo, por cuenta del bolsillo de los parroquianos de a pie. Esta vez fue distinto. Su propósito era rendirle cuentas a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde).
Habló bellezas de la situación de Colombia. Dijo que, pese a la pandemia, la economía creció por encima del 10% y enfatizó que, al terminar su período de gobierno, habrá cumplido con el 80% de los compromisos adquiridos con esa organización, que en términos prácticos es un club social de estrato diez en el que nuestro país, de estrato tres, pretende codearse con los más poderosos del mundo. Visión arribista de quienes detentan el poder entre los colombianos.
Su discurso era tan inverosímil, que uno de sus escoltas intercambió miradas con otro de Europa. Los dos se encogieron de hombros. Pensaban que Duque estaba describiendo una escena de “Alicia en el país de las maravillas”.
De lo que no habló el presidente, fue del crecimiento de la pobreza que hoy azota a los colombianos, como lo ha venido preconizando a diestra y siniestra el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, Francisco Maltés Tello.
Las cifras que comparte el dirigente obrero, catedrático universitario y economista de profesión, son demoledoras. En el 2022 son 3.6 millones de personas en situación de pobreza, que suman a las que ya ostentan esa condición. En conjunto son 22 millones. De esa cifra, se estima que 17 millones no consumen la tercera comida al día, y que cerca de un millón lo hacen sólo una vez al día.
Una situación dramática, como en las mejores escenas de “Los juegos del hambre”, de la escritora norteamericana, Suzanne Collins.
Hablar con Maltés Tello, en su céntrica pero modesta oficina en Bogotá, descorre de manera despiadada la cortina de humo que por espacio de varios meses viene tejiendo el gobierno nacional para ofrecerle al mundo una visión irreal de lo que ocurre con los colombianos.
—Miremos el caso del desempleo—dice, al tiempo que garabatea sobre su agenda, una serie de cifras que evidencian el crecimiento de este fenómeno social– Se mantiene en dos dígitos, es decir 13.7%. También cabalga a un ritmo enloquecido la informalidad laboral, que superan el 60% de quienes son hoy una población económicamente activa.
Luego habla del índice Gini que mide la distribución del ingreso, o la desigualdad. Según su análisis, se encuentra en 0.54, lo cual muestra una sociedad profundamente desigual.
—Nos gustaría que se mostrara la realidad de nuestra nación en los escenarios internacionales—precisa el presidente de la CUT mientras apura el café tinto, infaltable en su escritorio, junto a un arrume de papeles sobre su escritorio.
Viene una pregunta, que no puede pasar por alto en este breve espacio de diálogo:
¿Y la carestía?
—Grave el asunto. Carestía e inflación son propiciadas por el gobierno nacional cuando incrementa el precio de la gasolina en más del 10%, y los servicios públicos domiciliarios en más del 11% Eso es mucho—el dirigente de la CUT enarca sus cejas para darle mayor contundencia a sus palabras–: Se estimula la especulación cuando la Superfinanciera autoriza tasas de interés cercanas al 27%, tampoco controla Duque la tasa de devaluación del peso frente al dólar.
Desde su perspectiva, fundamentado en cifras de las que echa mano como todo economista, lo complejo es que el crecimiento económico no se irriga a todos los sectores sociales. “Las cifras hablan por sí solas. Las ganancias se quedan en los bolsillos de los megarricos.”
Al terminar la entrevista y antes de abordar el taxi, me pregunto cómo vive el drama el señor que vende dulces a la vuelta de la esquina.
Tiene casi setenta años. Obviamente no tiene mayores oportunidades y, junto a la pequeña caja donde ofrece sus escasos productos, un bastón. Asumo que no tiene posibilidades de empleo. Y cuando Duque habló ante la OCDE, lo más probable es que no se estaba refiriendo a la realidad que enfrenta a diario este compatriota…
No es de extrañar que ya tenga comprado el tiquete para Europa. Al fin y al cabo, ella no tiene nada qué perder. Se regresa a su vida de siempre, de lujos y comodidades, una vez haya causado daño en Colombia.
Lo que muchos colombianos guardan en el baúl de los recuerdos, es la imagen de Juan Carlos Lecompte cuando se tatuó en un brazo la efigie de Ingrid Betancur. La amaba. Soñaba repetidamente con verla libre, tras el secuestro de seis años en manos de las FARC. Uno de los “males buscados”, como dicen los abuelos en Colombia. La segunda postal, color sepia, es la sucesión de plantones que protagonizaba con una fotografía de la política. Como buen publicista, Lecompte quería tocar las fibras más sensibles de la ciudadanía, en procura de su solidaridad.
Sin embargo, su gran desilusión vino cuando la liberaron. En el recibimiento, ella eludió un beso y luego, con una contundencia demoledora, mirándolo a los ojos y ante el desconcierto de su esposo, le dijo: “Ya no te quiero”. Sus aspiraciones ahora no se enfocaban en la política, sino en irse a Europa, lejos de las tierras colombianas, de las que quería poner distancia.
Esporádicamente aparecía en noticieros uribistas, como NTN24 para despotricar del Proceso de Paz, al que considera, un paso para “dar impunidad a los violentos”. Ajena totalmente a la realidad del país. Cercana a sus intereses elitistas, los mismos que ahora defiende en todos los escenarios.
La fresa en el helado la puso el 17 enero último cuando oficializó su aspiración de ser Presidente. Asumió el discurso mesiánico como la única alternativa de los electores. Y desde entonces, no deja “títere con cabeza”. A todos los cuestiona. Sólo ella enarbola la bandera de la moral. De lo que no habla es de transparencia, porque ese no es un término que figure en su diccionario.
La también aspirante, pero de izquierda, Francia Márquez, la confrontó. Lo hizo en un debate. Dejó en claro que se trataba de una oportunista.
“Yo le diría a Ingrid, que la respeto y todo, que uno no puede venir cada 4 años a hacer política; hay que asumir que nosotros estamos aquí como país y construimos como país, pero las situaciones que usted ha vivido las sigue viviendo mucha gente, todos los días, y es necesario entonces asumir el desafío de lo que a mí me pasó que no le pase a nadie”, le dijo con el desparpajo que caracteriza a la negra, descomplicada y franca. Le “cantó las cuarenta” en la cara e Ingrid, como en la legendaria foto del secuestro, asumió una actitud de víctima.
Ingrid no respeta las reglas del juego, al punto que se desmarcó de la Coalición Centro Esperanza. Una jugada de ajedrecista que ya tenía planeada, sin duda. Y salió de allí criticando a todos. Como la invitada a una comilona que, sin poner nada para el convite, sale después de almorzar criticando el sancocho, el tamaño de la pechuga de la gallina y, además, diciendo que no le permitieron repetir agua de panela.
Su más reciente desacierto, decir que algunas mujeres brindan las condiciones para ser abusadas sexualmente. La hizo, definitivamente. Y cuando vio el tamaño de su metida de pata, ella que siempre culpa a los demás por los equívocos, atribuyó el asunto a un lapsus porque –argumentó—, siempre está pensando en español y en francés.
No es de extrañar que ya tenga comprado el tiquete para Europa. Al fin y al cabo, ella no tiene nada qué perder. Se regresa a su vida de siempre, de lujos y comodidades, una vez haya causado daño en Colombia. Definitivamente, lo que es de esperarse con alguien que sin ser adalid de los principios y valores, ahora se cree la rectora moral de los colombianos…
Cada vez que Diego Molano entrega a sus antiguas amigas de Alotrópico un jugoso contrato, algún medio pregunta por qué y él se hace el de las gafas. Las preguntas lo tienen sin cuidado.
Esta semana el ministro de Defensa, Diego Molano, le entregó 595 millones de pesos en contratación directa a unas antiguas subalternas a las que viene favoreciendo año tras año e institución tras institución. Sucedió el miércoles pasado 4 de febrero. El contrato, velozmente tramitado bajo el objeto de “fortalecimiento institucional”, arrancó inmediatamente y terminará a fines de agosto. Así el sucesor de Molano, en el nuevo gobierno, alcanzará a disfrutar del recuerdo del hoy ministro y de sus protegidas.
La empresa beneficiada se llama Alotrópico SAS y las felices accionistas son Lilian Polanía, Martha Isabel Restrepo e Isabel Quiroga. Las socias de la compañía tienen una cosa en común: todas trabajaron como subalternas de Diego Molano cuando era director del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF.
Lilian Polanía era parte de la oficina de comunicaciones del ICBF, Martha Isabel Restrepo era la coordinadora de comunicación audiovisual de la misma entidad e Isabel Quiroga era la directora del departamento. En esa condición tenían relación permanente con el ahora ministro.
Muy meritorio que las tres damas se asocien y decidan iniciar una empresa. Lo increíble es que siempre resulten recibiendo contratación directa de las entidades públicas por donde pasa el viejo jefe.
Debo decirles que no es la primera vez, ni la primera institución dirigida por Diego Molano, que le entrega contratación directa a Alotrópico SAS. La periodista Ana María Cuesta, quien en ese momento trabajaba para La FM de RCN, denunció la situación a raíz de otro contrato con MinDefensa esta vez por casi 900 millones de pesos.
La historia empezó unos días antes.
El 1 de febrero del año pasado, Molano se posesionó en remplazo del fallecido ministro Carlos Holmes Trujillo. Apenas se había sentado en su potente silla cuando ordenó trasladar de Santa Marta a Bogotá al teniente coronel de la Policía, Alex Durán. Así nombró al uniformado como ayudante personal. El coronel Durán es el esposo de Isabel Quiroga, una de las afortunadas dueñas de Alotrópico SAS.
El mes siguiente, en pleno pico del covid, el ministro Molano decidió que era hora de “mejorar la imagen institucional” y destinó a ese propósito 898 millones de pesos.
El proceso para contratar esa suma duró apenas unas cuantas horas.
El miércoles 31 de marzo, por cierto miércoles de Semana Santa, el Ministerio de Defensa le pidió a la empresa Alotrópico SAS —y a ninguna otra— que le presentara una oferta de servicios. La propuesta llegó y debió ser de una contundencia asombrosa porque ese mismo Miércoles Santo firmaron el contrato.
Un contrato ganado contra nadie por la empresa de la antigua subordinada del ministro y esposa de su ayudante.
Antes de ser ministro de Defensa, Diego Molano era el director administrativo de la Presidencia de la República. Y aquí siguen las coincidencias.
En los archivos públicos consta que el 8 de abril de 2020, la Presidencia de la República firmó con Alotropico SAS un contrato por 461 millones de pesos, que tiene como finalidad socializar y promover temas de interés nacional “que les sean asignados por el presidente de la república mediante la metodología ‘transformar comunicando, guía práctica para transformar imaginarios de la comunicación social’”.
Cada vez que Diego Molano entrega a sus antiguas amigas de Alotrópico un jugoso contrato, algún medio pregunta por qué y él se hace el de las gafas. Las preguntas lo tienen sin cuidado.
Para despedirse no podía faltar el cariñito. Esta semana fue firmado el nuevo contrato por casi 600 millones de pesos para que la empresa de las señoras emprenda “acciones de transformación y protección de imaginarios que tiene la población en relación con los temas relacionados con seguridad y defensa del Estado”.
Este es el triste epílogo del gobierno de Iván Duque que se proclamó paladín de la austeridad. Mientras el presidente recorre el mundo con su hermano en el avión presidencial, su ministro de Defensa raspa la olla con cargo al presupuesto nacional.
El Sindicato Unitario de la Gobernación del Valle del Cauca-Diverso pero Unitario, es una Organización Sindical de Industria y/o rama de actividad económica de primer grado y mixta, que tiene en su seno a Servidores Públicos adscritos en los Niveles Central-Descentralizado, EICES-ESES-de Nivel Dptal. y Funcionaros de Educación planta FODE .