SINDICATO UNITARIO DE LA GOBERNACIÓN DEL VALLE DEL CAUCA
NOSOTROSCONTACTO 16 Abr, 2024

A 7 meses de la ocupación a la Vicaría de Paz, la Administración no cumple el Acuerdo con los empleados…

El Arzobispo de Cali, Darío de Jesús Monsalve,  se mostró siempre muy receptivo a la situación de los empleados de la Gobernación… ¡Nuestro reconocimiento de corazón!
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Publicamos una entrevista en la que conocerá datos hasta el momento inéditos de todo cuanto rodeó la ocupación a la Vicaría Arquidiocesana, en la que el SUGOV tuvo una participación activa…


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Por Fernando Alexis Jiménez

El lunes 16 de mayo los empleados de la Gobernación se encontraron con un mensaje que despertó curiosidad y encendió las señales de alarma de que “algo raro pasaba“. Se difundió a través de la cuenta de correo del Sindicato Unitario de la Gobernación del Valle del Cauca–SUGOV–y decía, entre otras cosas: “Ante la indolencia del Gobernador, Ubeimar Delgado Blandón quien se niega a escuchar las justas reclamaciones de los empleados encaminados a ofrecer condiciones dignas de trabajo, un grupo de empleados decidimos ocupar desde este momento y por tiempo indefinido, las instalaciones de la Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconciliación. Pedimos el respeto a nuestros Derechos Humanos y el retiro inmediato de la fuerza pública.”
A continuación pedían la mediación del Arzobispo de Cali, Darío de Jesús Monsalve, del Defensor Regional del Pueblo, Carlos Hernán Rodríguez, del Personero de Cali, Andrés Santamaría y del Alto Consejero para la Paz y los Derechos Humanos, Fabio Ariel Cardozo Montealegre.
Desde ese momento iniciaba la ocupación pacífica a las instalaciones arquidiocesanas, situación que se agudizó el segundo día con el inicio de una huelga de hambre indefinida y que se levantó al caer la noche del tercer día cuando la Administración del Gobernador Ubeimar Delgado suscribió la Acta 13 del 18 de mayo del 2014, en la que se comprometía a crear nuevos escenarios para considerar las peticiones de los empleados y a “mover las condiciones” que venía planteando no solo en materia salarial sino de conidicones de empleo en general.
Varias organizaciones sindicales calificaron la acción como valerosa y reconocieron que encarnaba la búsqueda de mejores condiciones para los empleados estatales.
Pese al compromiso del Gobierno Departamental y transcurridos siete meses del hecho, no se cumple aún con lo pactado por parte de la Administración, con lo cual le muestran no solo a los vallecaucanos sino al país, que no “honran su palabra“.
Los Sindicatos reconocieron que la Vicaría era el camino para sacar el conflicto de la parroquia
Dialogamos con uno de los ocupantes de la Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconciliación quien compartió con nosotros aspectos hasta hoy desconocidos de aquella actividad que bautizaron con el nombre de “Acción Sindical por la Dignidad de los Empleados Estatales“.
¿Por qué deciden ocupar la  Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconciliación?
La decisión de ocupar la Vicaría Arquidiocesana para la Paz y la Reconociliación se tomó tras un mes de presentado el Pliego de Peticiones de los empleados del Nivel Central y del sector educativo, aquellos que se pagan con recursos de la Nación. No fue como lo indicó el Secretario General de la Gobernación una acción “desesperada” y que sólo buscaba el aumento salarial, sino un conjunto de peticiones que incluían garantías para maestros amenazados de muerte, que no se sacrificara la inversión social de los vallecaucanos para pagarle a los bancos y que se procurara salvar el Instituto Departamental de Bellas Artes, la Biblioteca Departamental, el Inciva e Incolballet.”

Pero a todos nos cogió por sorpresa. ¿En qué momento lo decidieron?
La decisión fue de los diez sindicatos que estaban en la Mesa de Negociación. Aunque los sugovianos y tres compañeros de la Alcaldía fuimos los que le “pusimos el pecho a la brisa”  al meternos allá, la realidad es que las organizaciones sindicales dijeron sí a la propuesta. Y ese día no solo encargaron a dos compañeros de preparar la actividad sino que además se ventiló el nombre como “Acción Sindical por la Dignidad de los Empleados Estatales”. Fue la única salida para reclamar compromiso del Gobernador que, como siempre, se ha hecho de los oídos sordos ante la problemática de los empleados.
Una primera gesta fue un plantón que se realizó el miércoles 11 de mayo, cuando los empleados tanto del Palacio de San Francisco como los del sector educativo realizaron una concentración en la Plazoleta vestidos de blanco. Ese mismo día se instaló la “Carpa de la Resistencia” en un costado del edificio, que se extendió hasta el jueves 12 de mayo.
Paralelamente, ya se estaba planeando la ocupación pacífica de un escenario–que en principio no teníamos claro– en caso de que el Gobernador prosiguiera con su intransigencia, desconociendo los más mínimos derechos laborales, y uno de ellos muy sagrado: el de elevar peticiones para mejorar sus condiciones. Un detalle curioso y desconocido por muchos: Buena parte de la acción se planeó en una cafetería, frente a la “Carpa de la Resistencia”. Incluso, un compañero sugoviano le dijo a Odilmer de Jesús Gutiérrez: Hagan retirar la fuerza pública del Edificio de la Gobernación, estén tranquilos que si decidimos tomarnos una sede, no será el Palacio de San Francisco… Ellos ya sabían que venía algo grande en materia mediática, no los debió tomar por sorpresa…
¿Por qué la Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconciliación?
Por dos razones esenciales: La primera, porque ocupar la iglesia de La Ermita o la Catedral de Cali, lo considerábamos un irrespeto a un lugar donde se profesa la fe. Es más, en el grupo de los ocupantes estaban dos evangélicos y fueron los primeros en decir: Hay que respetar ese lugar que es sagrado para los profesantes católicos. La segunda, porque buscábamos un espacio que hiciera gala de lo que sería la ocupación: Una acción de paz, pacífica. Se estudiaron otros dos lugares, pero se concluyó que la Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconciliación era un lugar emblemático.
¿No era muy arriesgado, quizá temerario?
Sí, es cierto porque si se produce la ocupación de un templo católico por el Concordato no puede ser retomado por la fuerza pública, pero en el caso de la Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconciliación era complicado porque eran oficinas privadas aunque de la Iglesia Católica. Admitimos desde un comienzo que nos exponíamos, que quedábamos muy vulnerables, pero decidimos asumir el riesgo.

A propósito, esa fue la razón por la que los médicos de la Cruz Roja pidieron tantas garantías para ingresar a realizar el monitoreo del estado de salud de quienes iniciamos–el segundo día–la huelga de hambre. Temían que si ellos estaban haciendo la evaluación médica y la fuerza pública decidía entrarse, pues llevaran del bulto. Finalmente los ocupantes acordamos que no ingresara la comisión de la Cruz Roja Valle. Lo hicieron en cambio médicos y enfermeras de la ESE de Ladera, del HUV y de la Secretaría de Salud Departamental. Cada tres horas se evaluaba la salud de cada compañero; además, porque debido al estrés se le disparó la presión arterial a uno de ellos y todo parecía apuntar a que sería necesario sacarlo de la Vicaría y trasladarlo a un hospital.
SE PRODUCE LA OCUPACIÓN

¿Cómo los convocaron para realizar la ocupación?
Todos los sindicalistas que estábamos en la Mesa de Negociación sabíamos que se produciría la ocupación pero no sabíamos dónde ni cuándo. A mí me llamó alguien el sábado 14 de mayo, muy de mañana, y me dijo: “Compañero: ¿Usted recuerda que le hablamos de un paseo a una finca hasta que se resuelva lo de los empleados de la Gober? Pues lo esperamos el lunes a las 8:00 am, en las afueras de Pasaportes. De allí nos vamos en taxi para la finca”.

Y me dejaron grogui porque no sabía para dónde era la vaina. Pero como reconocí la voz del compañero le dije que sí, que contara conmigo.

Le pregunté que llevábamos. “Nada–me contestó–. Una agenda, crema dental y un cepillo de dientes. Si el asunto se complica, mandamos a traer la ropa. Usted no se preocupe por eso.” Pero me entró una ansiedad la berraca. El domingo, al día siguiente, era fiesta de la Madre y la pasé aburrido, pensando qué podría pasar. Incluso, domingo a amanecer lunes ni dormí. Estaba asustado.”
Y los llevaron al sitio…
Nos encontramos unos a las afueras de Pasaportes y los otros, en el CAM, y de allí nos fuimos en taxi hasta una cafetería cercana. Todavía no sabíaamos dónde era. Es más, nadie conocía a los otros que participarían. Y todos estábamos puntualitos a una cuadra del  lugar de la ocupación, menos cuatro maestros que nos iban a acompañar, los que están agrupados en uno de los Sindicatos más grandes del Valle, pero que a última hora le sacaron el cuerpo al asunto. A la hora de la hora, éramos solo seis. ¿Y qué hacemos?, preguntó alguien. La respuesta categórica: “Vamos pa´dentro. Pa´tras ni pa coger impulso”.
Se buscaba que el Gobernador no sacrificara la inversión social de los vallecaucanos por pagarle a los acreedores bancarios y, también, mejores condiciones para los empleados en la Gobernación
¿Sentían temor de realizar la ocupación?
Sí, hermano, un terror el berraco porque no olvide: tenemos familia y pensábamos: “Si algo sale mal, ellos se quedan solos”. Si el ESMAD se entraba, no se sabía qué podría pasar. Pero igual, estábamos convencidos de la causa, de defender la dignidad de los empleados estatales y nos mantuvimos a la raya.

Y más tenaz: Cuando entramos a la la Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconciliación, de a dos en dos, nos encontramos con que ese día estaban todos los empleados: Dieciséis en total. Allí también funciona la Pastoral Social. Cuando se hizo la primera visita, de exploración, sólo habían cinco, y el día de la toma… ¡Todos! Olvidamos que tenían comités técnicos para iniciar semana.

Uno de los compañeros, apenas ingresamos, pidió cerrar las puertas y ventanas, y les explicó a todos que éramos empleados de la Gobernación y de la Alcaldía y que desde ese momento iniciábamos una ocupación pacífica indefinida. Una sicóloga de la Vicaría se emberracó y nos dijo “terroristas” y, pues ni modo, hermano, hubo que ponerla en su sitio y recordarle que al igual que ella, nosotros éramos asalariados e insistirle: “Esta vaina es pacífica”. Los demás empleados le dijeron a ella que se calmara, que le bajara el tono, que no complicara las cosas.

El compa nuestro retomó la palabra y les advirtió también que era probable que en pocos minutos apareciera la fuerza pública para intentar retomar el lugar, y que como iban a correr peligro, lo mejor era que salieran de inmediato. Que tuvieran claro que no estaban “retenidos” que por eso les pedíamos que salieran de la sede.

Ellos se rancharon que no, que no se iban. Y de inmediato, desde allí, una de las secretarias llamó al Arzobispo de Cali, Darío de Jesús Monsalve para informarle de la ocupación, explicarle que éramos empleados estatales y que era una acción totalmente pacífica. Nosotos por nuestra parte, le solicitamos que diera la orden para que salieran los empleados arquidiocesanos. Finalmente se acordó que todos esperáramos hasta que llegaran el director de la Pastoral Social, el padre Braulio Ortiz y el padre, José González, el Vicario de Paz y de Reconciliación.
¿No era complicado el asunto?
Sí, realmente temíamos era por los empleados de la Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconciliación. Si arremetía la fuerza pública no iban a preguntar quiénes eran empleados de la Alcaldía, de la Gobernación y de la Vicaría.

Media hora después se produjo la desocupación de los empleados de la Arquidiócesis y nos quedamos los manifestantes, seis en total.

La Iglesia Católica pidió a la fuerza pública el respeto a las instalaciones y que no se produjera una retoma de la sede. Reconocemos que en todo momento el Arzobispo de Cali fue una persona de diálogo, respetuosa de los derechos humanos, comprometido en ayudarnos a ser escuchados por el Gobernador. A los cuarenta minutos estaban patrulleros afuera y dos camionetas de la policía, pero ya había instrucciones de respetar la acción sindical.

Los medios nacionales comenzaron a informar, ¿cómo se enteraron?
Unos compañeros afuera se encargaron de informarles. Además habíamos dejado un número celular específico para que nos llamaran. Curiosamente fueron medios nacionales– especialmente nacionales–, los que dieron a conocer la situación que se vivía en la Vicaría. Y fueron entrevistas largas, como las de Blu radio y RCN. Sirvió de plataforma para denunciar lo que estaba ocurriendo con la Gobernación, denuncias que reposan también en la Defensoría del Pueblo y en la Procuraduría. Ya serán las autoridades las que, ante las evidencias que se anexaron, en su momento se pronuncien.
¿Qué pasó con los medios regionales?
Sí, también informaron: Todelar, Caracol, RCN, El Tiempo, Q´hubo y El País. Caracol y RCN televisión también. Los que nos invisibilizaron fueron los medios regionales que tienen espacios en Telepacífico y –mire usted–con el tiempo descubrimos el por qué.

Pazifico Noticias TV, emitió una nota sobre la ocupación pero hace un mes y medio, en el Foro sobre Medios Alternativos realizado en la Universidad del Valle por el Programa El Tester,el director de Pazifico Noticias, Raúl Ramírez, denunció que recibió presiones “desde arriba” para no informar de la ocupación.

Lo propio, entendemos, ocurrió con Noti-5 y Noventa Minutos, que estuvieron en el sitio: Hicieron registro con las cámaras, incluso entrevistas, pero no publicaron nada. Entendemos hoy por qué…

Ubeimar a traves de sus inmediatos colaboradores presionó a los noticieros de Telepacífico para que invisibilizaran la ocupación en el Valle; pero el objetivo que era sacar el conflicto de la parroquia y hacerlo nacional, sí se logró.

¿Qué papel jugó la Iglesia Católica?
Excelente. Creo que tuvieron toda la disposición. Fieles a los postulados sociales del actual Papa, le metieron el hombro al asunto mediando para que el Gobernador escuchara a los empleados. No obstante, por su arrogancia, fue imposible.

Le pongo un ejemplo: El lunes 16 de mayo en la noche una comisión de sindicalistas acompañados por los presbíteros José González y Braulio Ortiz–quienes representaban al Arzobispo de Cali–dialogaron  con el Gobernador. No obstante, él y como hacen las avestruces que meten la cabeza en la arena para pretender que los problemas no existen, se levantó de la mesa e hizo sentir que hasta tanto siguiera la ocupación, no dialogaba.
¿Eso llevó a la huelga de hambre indefinida?
Sí, ese fue otro detonante. Entendimos que con el Gobernador–antes y ahora–no se puede hablar. No está interesado en los empleados. Uno de los ocupantes, de la Alcaldía, entró en huelga de hambre desde el lunes, pero, el segundo día y ante la indolencia del Gobernador, todos decidimos sumarnos. A partir de las 9:00 am, del día martes, cesó el ingreso de alimentos a la Vicaría.

Hacia las once de la mañana llegó a las instalaciones la primera de las tres comisiones médicas que estuvieron pendientes. Tomaron signos vitales y evaluaron la situación de los huelguistas, se levantó una Acta y se oficializó la huelga de hambre. Se acordó que cada tres horas estaría entrando una comisión médica para ir evaluando la situación de salud de cada compañero.
Pero, entendemos, uno de los huelguistas se enfermó…
Sí, pero la embarrada es que era parte esencial de la acción sindical. No dirigía la operación como tal, pero todos estábamos de acuerdo con su direccionamiento. Al evaluar su tensión arterial se comprobó que se había disparado. Natural, por el alto nivel de estrés que se maneja en esos casos. Uno de los médicos, el director médico de la ESE de Ladera, recomendó sacarlo de la Vicaría y llevarlo a urgencias. Le dijimos: “Nos quiebra una pata si hace eso”. Y coincidimos, con el consentimiento del compañero, que se quedaba pero si se complicaba la situación, aceptaba que una ambulancia lo llevara a urgencias.
APOYO DE LOS EMPLEADOS
¿Y el apoyo de la gente de la Gobernación?
Era una romería de compañeros. Iban y venían. Claro, afuera estaban en esa primera etapa los Sindicatos que se sumaron a la toma, la mayoría de los cuales el día miércoles sacaron el cuerpo. Los sugovianos siguieron firmes. En esencia le diré: Hubo apoyo masivo. Además, desde la Vicaría cada tres horas se emitía un comunicado. Los huelguistas le pusieron a sus mensajes el título de “Comunicado desde la toma pacífica número…”

Sentimos que hubo apoyo porque la gente entendió cuál era la causa, así el Secretario General, José Luis Arcila hubiera salido con la “perla” de que sólo era un asunto de salarios. Los declaraciones se las dio a El Tiempo, tenemos el soporte… Otro elemento es que en esos tres días no se hablaba de otra cosa en el Palacio de San Francisco. Apenas llegaban a sus oficinas, los compañeros preguntaban: “¿Y cómo va la toma?”.
El Defensor Nacional del Pueblo, Jorge Armando Otálora, estuvo al tanto de la situación de la Vicaría

¿Y desde la Nación hubo apoyo?
Sí, desde el primer día el Defensor Nacional del Pueblo, Jorge Armándo Otálora estuvo pendiente. Le dijo a Caracol Noticias, en televisión, que estaban atentos a la situación de los empleados de Cali que ocupaban la Vicaría y aclaró que ellos gozaban de las garantías de seguridad. Es más, el propio doctor Otálora dialogó con el Defensor Regional del Pueblo, Carlos Hernán Rodríguez y le dijo: “Hay que ponerle cuidado a ese asunto de la Vicaría”. Eso llevó a que el doctor Rodríguez se reuniera con nosotros y nos dijera que había recibido las denuncias y que, además de graves, se comprometían a que se buscaría que tuvieran relevancia. De ese diálogo hay seis testigos. También se quejó porque el Gobernador Ubeimar no quería dialogar.

Otra intervención importante fue la del Ministerio del Trabajo. Designó un abogado que estuviera pendiente. La intervención ante ellos la hizo la CTC en Bogotá, y presionó para que el asunto no lo fueran a minimizar sino que le dieran la importancia que merecía.
¿Vigilancia en los alrededores?
Sí, y bastante.Como le decía la mayor adrenalina es la de las primeras dos horas. Estábamos muy alerta, y si bien es cierto la fuerza pública se retiró de los alrededores, mandaron varias personas que abiertamente estaban afuera todo el tiempo. Se hacían pasar como curiosos, pero por supuesto no era así. Entendemos lo que estaban haciendo, es su trabajo…
¿Cómo se divieron las tareas al interior de la Vicaría?
La primera, fue la de montar vigilancia. Unos compañeros estaban en el segundo piso, otros en la recepción pendientes de la ventana y dos en el patio. Usted ve las instalaciones por fuera y parecen pequeñas, pero entre y verá que hacia el fondo hay mucho construido. No era fácil porque la Vicaría es grande. Volvamos a lo de las tareas: En la noche hacíamos guardia, vigilando, no fuera que nos dieran una sorpresa desagradable procurando retomar el sitio. En la noche nos turnábamos.

Teníamos un número de celular que se llamó “línea de emergencia” para llamar en caso de que se produjeran sorpresas desagradables. Llamar a ese número activaba la intervención de la Iglesia Católica, de la Defensoría del Pueblo, la Personería y defensores de derechos humanos. No obstante, no fue necesario utilizarla. Otra tarea permanente era monitorear cada segundo lo que decían o no decían los medios de comunicación, y desde afuera nos mantenían dateados; con decirle que vía celular escuchábamos algunas discusiones que se dieron en la Mesa de Negociación en torno a la ocupación de la Vicaría. Insisto: Estábamos bien informados.
¿Cómo fue el asunto de que se quedaron sin teléfonos e internet?
Sí, el tercer día de la ocupación, el miércoles, nos desconectaron. Muertos los teléfonos, y muerto el acceso a Internet. Incluso, los celulares con un acceso mínimo, de dos rayitas; no servían para nada. ¿Quién bloqueó las señales? Averíguelo Vargas. Pero nos la ingeniamos. Con nosotros había un técnico en sistemas, y el compañero se la jugó toda. Y seguimos informando mediante Comunicados. Informar garantizaba que todos supieran cómo iba evolucionando la ocupación… Todo lo hicimos de cara a la base, como caracteriza a los sugovianos.
LE CREYERON A LOS “CANTOS DE SIRENAS” Y NOS DEJARON SOLOS…
Y el apoyo de los demás sindicatos, ¿cómo fue?
Inicialmente, salvo el sindicato que agrupa a los maestros y que le sacó el cuerpo, los demás estuvieron de acuerdo y apoyaron la ocupación que tenía dentro a seis miembros de dos sindicatos, entre ellos por supuesto, el SUGOV. Curiosamente el miércoles ya todos estaban a favor de la desocupación, y sentimos decirlo desde el SUGOV, nos dejaron solos.

Le creyeron al Gobernador y a José Luis Arcila, y firmaron la Acta 13 en la que la Administración Departamental se comprometía a mover los escenarios a favor de los empleados. Por supuesto, nunca cumplieron. Los otros sindicatos lamentablemente creyeron en los “cantos de sirena”. Se entusiasmaron y a pesar de que el SUGOV insistió en proseguir la ocupación por tiempo indefinido, incluyendo la huelga de hambre, se apresuraron a firmar.

El tiempo nos dio la razón a los sugovianos: La Administración nos iba a hacer pistola hasta con los dedos de los pies… Son así, cuenteros.
¿Qué cree queda después de la ocupación a la Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconciliación?
Quedan muchas lecciones y reflexiones. La primera, que el SUGOV se hizo respetar y reafirmó, desde un lugar emblemático para Cali y el Valle como es la Vicaría, que no come cuento; la segunda, que las denuncias sobre irregularidades deben hacerse a nivel Nacional y no en la “parroquia vallecaucana” porque aquí no pasa nada; la tercera, que la actitud trapera de la Administración de no cumplir lo pactado con los empleados debe llevarnos a reflexionar si vale la pena sentarse de nuevo a una Mesa de Negociaciones en el 2015; la cuarta, que la ocupación de la Vicaría nos llevó a ganar respeto dentro del movimiento sindical nacional pese a que somos una organización relativamente modesta y pisar duro en todo el país.

Es más los Sindicatos reconocieron la valerosida de los sugovianos, la berraquera de nuestra gente y lo han hecho notar. Por ejemplo, en el Encuentro Sindical Estatal Nacional realizado en el Congreso de la República y transmitido por el Canal de televisión en directo, donde un sindicalista dijo: “Nuestro reconocimiento a los compañeros sindicalistas del Valle porque en la Vicaría dignificaron –con la ocupación pacífica y la huelga de hambre–la lucha de los empleados y obreros estatales, así los hayan dejado solos otras organizaciones que se precian de ser luchadoras”. Esas palabras surgieron de un sindicalista que no es sugoviano pero que no deja de admitir que fue una acción berraca.
¿Cómo ve el futuro?
Entenebrecido. Si hay algo negativo para el Valle del Cauca en los últimos años, fue la llegada del Gobernador Ubeimar que sacrificó la inversión social para pagarle a los acreedores bancarios. Luego –no sabemos si con cinismo o ingenuidad–no solo reconoció en la plaza pública su error sino que dijo, iba a pedirle a los acreedores alargar los plazos de amortización. ¡Ese argumento no se lo acepta ni Emilio!
Se aprestan demandas
Al momento de escribir esta nota el SUGOV estaba haciendo acercamientos con abogados de cara a una demanda por el incumplimiento de la Administración Departamental a lo pactado en la Mesa de Negociaciones, entre otras, el pago de la Bonificación del 8% y el pago de la totalidad las incapacidades –que propuso el movimiento sugoviano– y otros elementos reinvindicativos con los que se ha incumplido.
 
Como diría el ocupante con el que dialogamos:La lucha sigue y cada nuevo paso, nos prepara para un futuro de victoria a favor de la clase trabajadora“.  La última palabra aún no se ha dicho ni se ha escrito el último capítulo de la historia, y por supuesto, ninguno de los dos depende del Gobernador Ubeimar… sino de la unidad de los empleados…
NOTA OBLIGATORIA: La entrevista que publicamos hoy, no solo es real, con uno de los protagonistas de la ocupación a la Vicaría Arquidiocesana de Paz y Reconocinciliación, sino que al amparo constitucional y de las normas que prevalecen para el ejercicio del periodismo, el autor se reserva la fuente…

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